Poemas
a poesía era lo que Craik llamaba la “voz dormida” de su carrera como escritora. Comenzó como una poeta, con versos publicados en Chambers’s durante el año antes de que tuviera que empezar a ganarse la vida. Continuó publicando poemas regularmente en anuales y revistas de familia. Hubieron antologías en 1859, 1880 y 1888 y una antología separada de poesía para niños en 1881. Alfred H. Miles le dio seis páginas en el volúmen de “Poetas Mujeres” de su antología del verso del siglo XIX publicada en 1906. La mayoría de la poesía de Craik es sentimentalidad poco inspirada del tipo escrito por Eliza Cook, Felicia Hemans y otras versificadoras famosas. Gustaba tanto que poemas sueltos fueron a veces ilustrados y vendidos como recordatorios de Navidad y Año Nuevo, lo que es interesante hoy mayormente como una indicación de la habilidad de Craik para agradar al lector de masas y satisfaces las necesidades de los editories.
A las revistas ilustradas les gustaba publicar grabados de arte rico; se podía contar con Craik para producir un poema adecuado para la página de al lado. Escribía mayormente en las formas repetitivas y regulares que son fáciles de recitar y memorizar: baladas, medida de himnos, canciones para melodías irladensas y alemanas tradicionales. Utilizó muchos personajes − soldados, amantes cínicos, viejos, campesinas que hablan el dialecto escocés − pero nunca con la comprensión e ironía de Tennyson o Browning; siempre explicaba lo suficiente para que el lector no tuviera dudas sobre cómo sentirse. Su destreza técnica era moderada; a veces la escansión es torpe, la rima es forzada, y el lenguaje es arcaico.
El volumen resumen de Margaret Oliphant La Era Victoriana de la literatura inglesa [1892] puso a Craik en la lista de mujeres poetas que ilustran “en una medida sumisa pero musical la historia de la vida humana, y, más sabia que algunos de sus camaradas, se contentaban con eso”. Su poema más frecuentemente editado, “Philip, mi rey”, estaba dirigido a su ahijado bebé, Philip Bourke Marston:
Look at me with thy large brown eyes,
Philip my king,
Round whom the enshadowing purple lies
Of babyhood's royal dignities:
Lay on my neck thy tiny hand
With love's invisible sceptre laden;
I am thine Esther to command
Till thou shalt find a queen-handmaiden,
Philip my king.
Los sujetos poéticos de Craik, en gran parte, son sucesos familiares y gente ordinaria. Sus poemas sobre naturaleza son sobre cosas que podían ser vistas en el jardón y en paseos cortos por el campo − lo común y corriente, no lo sublime. El verso es inmediatamente accesible porque funciona por expansión o bordado más que por comprensión, y tiende a los adjetivos en lugar de al simbolismo.
Hay muchos poemas sobre el amor y la muerte: un hombre de mediana edad muriendo en el pecho de su joven mujer, una joven muriendo en los brazos de su amante; poemas sobre naufragios, bebés que nacen muertos: sobre las tumbas en la Catedral Ely, el otoño, la puesta de sol, el momento de paz después de la muerte; sobre paseos en invierno, la cosecha, el fin de la guerra, el crepúsculo; sobre cementerios, cuadros tapados, madres que mueren dando a luz, madres lamentando la muerte de sus bebés. No deberíamos dejar de la devastadora parodia del verso funeral de Mark Twain en Huckleberry Finn oscurecer nuestro reconocimiento de que la parodia fue posible porque este tipo de verso era popular, y de que era popular porque cubría una necesidad. La muerte era doméstica y familiar para los victorianos, y la emoción sentimental proveía una manera de menguar su terror y expresar su pena.
Las lágrimas legitimizadas por la triztesa podían ser también una salida para otras presiones emocionales. Algunos de los poemas tienen un contenido ético implícito. Mientras que Tennyson celebraba a aventureros y exploradores, y la Carga de la Brigada Ligera, Craik escribía sobre “La Exploración del Ártico, desde el punto de vista de la mujer”, sobre “La Caza de la Liebre” desde el punto de vista de la liebre, sobre guerras y marineros, perscadores y mercaderes de la India, a través de los ojos de las mujeres y los niños que esperaban y sufrían en casa.
Algunos poemas expliran el fuerte apego sentimental y el sentimiento de hermandad emocional que existía entre las mujeres. “La boda de Mary”, escrito en 1856, es una desdepedida de una mujer trabajadora de su primer amor que ahora la deja para convertirse en una novia. Algunos de los poemas sobre mujeres o bebés muertos en el parto eran en memoria de amigas de Craik. Hay una sensación de la manera en que las mujeres se cuidan unas a otras en dos poemas de cumpleaños para Henriette Guizot de Witt (“Su cumpleaños” y “El seis de agosto”) y en “Para Elizabeth Barrett Browning en sus subsiguientes sonetos”:
Year after year have I, in passion strong,
Clung to thy garments when my soul was faint, —
Touching thee, all unseen amid the throng;
But now, thou risest to joy's heaven — my saint!
And I look up and cannot hear thy song.
So, go thou in, saint -o sister — comforter!
Of this, thy house of joy, heaven keep the doors!
And sometimes through the music and the stir
Set thy lamp shining from the upper floors,
That we without may say — "Bless God — and her!"
En su poesía, pues, como en gran parte de su ficción, Craik es un conducto para mensamientos ampliamente compartidos, pero su verso, al contrario que en sus novelas, raramente contiene rasgos memorables. Las novelas tienen poder cuando crean situaciones que despiertan emociones en el lector y cuando tocan los sentimientos conflictivos y enredados que tiran de la mente y el cuerpo. Los poemas generalmente describen las emociones, en lugar de despertarlas, y son correspondientemente más débiles y más ordinarios.
Narrativas de viajes
A medida que la tecnología mejoraba y era factible imprimir más y mejores ilustraciones, reportes del turismo y de viajes se convirtieron en un rasgo básico de las populares revistas de clase media. Los libros de viajes que Craik publicó empezaron todos como piezas de revistas.
Hermosa Francia (1871) incorpora reportes de dos viajes separados, “La Belle France: un vistazo”, publicado primero en Good Words en 1867 y “Nosotros cuatro en Normandía” de Saint Pauls, 1870-71. Un viaje práctico en Cornwall (1884), con ilustraciones de C. Napier Henry, habla sobre un viaje hecho en 1881 y fue elaborado en 1884 para ser publicado en el primer volumen de la English Illustrated Magazine. Un país desconocido (1887), que registra un viaje a Irlanda del Norte y está ilustrado por J. Noel Paton, apareció como “Paseos en Irlanda” en la English Illustrated Magazine en 1887.
Tres piezas de revista más cortas, no reeditadas independientemente, son similares en carácter. “En tierra del Rey Arturo: Una semana de estudio de la vida de Cornwall” estuvo en Good Words en enero de 1867 con cinco ilustraciones de fotógrafos. “Unas vacaciones a flote” (Good Words, 1884) habla sobre una semana en una casa flotante con un grupo de jóvenes mujeres y está ilustrada con sketches hechos por una de ellas, Margery May, que es descrita en el texto como “una niña poco mayor que la mayoría de vosotras, pero ya una artista inglesa notable”. “Besaos y sed amigos: un paseo de Pentecostés”, publicado en la English Illustrated Magazine en diciembre de 1885, habla sobre un viaje a Dublín y Killarney y está ilustrado, como la otra pieza irlandesa, con dibujos de F. Noel Paton.
Las narrativas de viajes son en muchos aspectos las cosas más personales que Craik escribió, reportes amables de vacaciones agradables que debían de interesar a los lectores contemporaneos, sobre todo a causa de la celebridad de “La autora de John Halifax, Gentleman”. Craik evitó el egocentrismo impropio de asignarse pseudónimos a sí misma y al resto del grupo, pero a menudo recuerda al lector − particularmente cuando se encuentra a sí misma en una situación un poco absurda − que la persona que acaba de describir quedará sorprendida al encontrarse en un libro y al enterarse que la vieja mujer a la que sermoneó era en realidad una autora famosa.
Craik generalmente viajaba con un grupo de chicas y mujeres jóvenes. La edad de la miembro más joven del grupo siempre correspondía a la edad de Dorothy, la hija de Craik. El resto eran estudiantes de universidad o jóvenes profesionales. A veces se reunía con ellas por unos cuantos días “el bárbaro escocés” − sin duda el marido de Craik − pero la mayoría del tiempo las mujeres se aventuraban solas.
Las narrativas iban mayormente sobre las impresiones personales de un viajero ordinario. Están marcadas por un simpático interés en las personas y una tolerancia alegre de las dificultades como habitaciones ocupadas, lluvia, y grupos ruidosos en las posadas; a Craik le gustaba contar una buena historia y hacerla divertida en retrospección. Sobre todo estaba interesada en la gente; no pasa mucho tiempo describiendo el paisaje o las atracciones turísticas. Cuando su grupo pasa el día en Chartres, escribe no sobre la catedral sino sobre la aventura de intentar conseguir un simple vaso de agua en un día caluroso.
Debido a que su viaje a Francia en 1867 fue la primera experiencia de Craik fuera de Gran Bretaña, le pillaron desprevenida las costumbres que parecía más significativamente “extranjeras”. Dedicó gran parte del espacio al catolicismo romano; como protestante devota, le sorprendió el sentimiento de reverencia que le inundaba en las iglesias católicas. Aunque le incomodaba la idea de un clero célibe y le horrorizaba la idea de que una joven mujer confesara sus pecados a cualquier hombre moral, enfatizó la unidad esencial del culto cristiano y evitó la controversia pro o anti católica. La otra cosa que pilló a Craik desprevendida en Francia era el sentido común de las mujeres y su disposición a trabajar. Le sorprendió encontrar mujeres oficiales del ferrocarril y ver a muchas mujeres copistas en el Louvre. Hizo comparaciones que critican los refinados prejuicios de la clase media de Inglaterra; aprobaba a las esposas burguesas que competentemente se ocupaban de la tienda o seguían sus propios comercios y remarcó que se sentió libre cuando se dio cuenta de que en Francia las mujeres respetables podía pasear por las calles por la noche.
Las historias de viajes más cerca de casa decían menos sobre diferencias culturales y ofrecían más consejos prácticos. El secreto para las aventuras cómodas, sugería Craik, era llevar dos mudas de ropa, botas robustas y nada sofisticado, y también nunca salir para todo el día sin un poco de pan, unas cuantas pasas y una botella de té frío o café. Los artículos sobre Irlanda estaban parcialmente diseñados para ayudar a la economía irlandesa promocionando el turismo. Los viajeros ingleses normalmente se iban al Continente; tenían miedo de que en Irlanda pudieran encontrar alojamientos primitivos y posible violencia. Craik esperaba aliviar esos miedos haciendo hincapié en que ella era una mujer pasada la mediana edad con su hija adolescente y otra mujer joven, y nombrando los hostales en los que se había alojado.
Las narrativas de viajes son sobre todo libros sobre personas. Dondequiera que fuese, Craik charlaba con ellas, contaba historias sobre ellas, y encontraba en ellas muchas cosas que le gustaban. El dolor emocional y el sentimiento de aislamiento que salían en sus novelas no aparecen por ningún sitio en estos reportes de sus aventuras personales; la autora de vacaciones con gente joven que le gustaba es notable por su personalidad alegre, su franqueza enérgica, y su habilidad de reirse de sí misma. El personaje interesante en estas narrativas es la misma Craik, una mujer madura y generosa, segura de su propio lugar en el mundo e interesada en todo lo que ve.
Ensayos
La no ficción con la que Craik contribuyó a los periódicos tomó variedad de formas. Escribió reseñas, ensayos sobre literatura y teatro, e historias de la vida que poco difieren de algunos de sus relatos cortos. Produjo el tipo de reportajes y comentarios que ahora hacen los columnistas y los escritores de articulos: sobre un nuevo barco de vapor americano, la Exhibición de 1862, el funeral de Lord Raglan, la industria artesanal irlandesa, recreación en París, el debate en la Cámara de los Comunes desde el punto de vista de la Galería de las mujeres, y así. Algunos fueron escritos con intención moral. Los ensayos de Craik sobre la caridad a menudo señalaban una causa específica: animaban a matronas acomodadas a dar trabajo a los ciegos o dinero para crear parques en los suburbios, a contribuir con la ropa que su familia ya no quería al Edinburgh Children’s Hospital o con su propio tiempo libre a la supervisión en guarderías de día. “La autora de John Halifax” era una figura pública con una importancia igualada por pocas mujeres de su generación, que podía decir lo que pensaba con la seguridad de que sería leído y considerado porque ella lo había escrito. Sus ensayos semifilosóficos sobre la conducta de la vida fueron dignificados con el título de “Sermones fuera de la iglesia”. Otros artículos hacían la función que ahora tienen las columnas de consejos de las revistas; Craik escribía de manera divertida, con sensibilidad y, cuando hacía falta, contundentemente sobre la gestión del dinero para las mujeres, las relaciones entre clases, la educación, la ventilación, el manejo de la depresión, lo que los padres le deben − y, más importante, lo que no le deben − a sus hijos, y cómo lidiar con un mal matrimonio.
Estas piezas fueron publicadas a lo largo de los años en más de una docena de revistas, que iban desde los semanales inexpresivos como Chambers’s hasta los mensuales distinguidos como Nineteenth Century. Los periódicos victorianos abastecían a una variedad de opiniones religiosas y políticas. Los ensayos de Craik no aparecían en las revistas que apoyaban la política Tory y la visión religiosa de la alta iglesia anglicana; la mayoría de las revistas que publicaban su trabajo estaban marcadas por una opinión política liberal y un visión de la religión de la iglesia general. Los periódicos en los que ella contribuía con más frecuencia eran Chambers’s Edinburgh Journal (en las décadas de 1840 y 1850), Good Words (en las décadas de 1860 y 1870), y Macmillan’s Magazine.
El estilo de ensayo de Craik es directo y personal. Usualmente escribe en primera persona y comienza poniéndose a sí misma en la escena o en alguna relación personal con el tema: ir a visitar la escuela judía descrita en “Niños de Israel”, llevar a dos parientes viejos a Bristol el día que el cuerpo de Lord Raglan es llevado a casa (“Un soldado volviendo a casa”), ver a su ahijada de treinta años tomar los votos en una orden anglicana como intrducción al ensayo “Sobre las hermandades”.
Envuelve sus opiniones personales en una película de educación que mantiene la superficie calmada. Las piezas escritas sobre la guerra de Crimea consiguen aborrecer la guerra, respetar a los soldados individuales y sentimentalizar ante la perspectiva de hombres jóvenes muriento − sin llegar nunca a ninguna generalización conclusiva. Nunca mencionaba a contemporáneos vivos por su nombre excepto en reseñas o artículos sobre beneficencia que requerían publicidad para el director, aunque podía ser bastante dura sin nombrar los nombres; es perfectamente obvio que Thomas Carlyle es el sujeto de “Genio: Sus aberraciones y responsabilidades” y que la condena en “Demonios literarios” a los biógrafos que exponen secretos que las mujeres deberían dejar enterrados está dirigida a La vida de Charlotte Bronte de Elizabeth Gaskell.
En los ensayos sobre causas y temas morales Craik apoyaba los valores que la sociedad asignaba a las mujeres: cariño, crianza, empatía, servicio, deber de elevar el tono moral de la vida práctica. Las causas benéficas que promovió suministraron los medios para la autosuperación para las mujeres, los niños y los discapacitados: lavanderías públicas, guarderías de día, parques, hospitales para niños, colegios, y talleres amparados para niños y adultos ciegos. Promovió la enfermería como una profesión para las mujeres en “Salvar a los niños” y sugirió en “Dama venida a menos” que la práctica de la asistencia en el parto debía regresar a quienes les pertenecía por naturaleza.
En sus ensayos, incluso con más fuerza que en sus novelas, Craik promovió el ideal de la autosuficiencia para las mujeres. En el “Sermón fuera de la iglesia”, titulado “¿Qué es el sacrificio?” sostuvo que el miedo lleva a las mujeres, a menudo, a negar sus propios intereses legítimos: es más fácil rendirse a lo incorrecto que luchar contra ello, dice, pero, de hecho, la sumisión de las mujeres fabrica la tiranía de los hombres. Por ello, el sacrificio es un pecado, no una virtud, ya que anima a la otra parte − la beneficiaria del sacrificio − a caer en los pecados del egoísmo y el despotismo. La idea adaptada en La joven señora Jardine − que el deber maternal de la mujer requiere que dejen a los maridos que sean brutales o malos − fue desarrollada en uno de los últimos artículos que publicó antes de su muerte, “Para bien o para mal”.
Diverso
La selección de títulos aún no discutidos puede ser dispuesta brevemente. Las ediciones, traducciones y piezas ocasionales que Craik produjo eran generalmente hechas no para ganar dinero sino debido a su sentido del deber público y la obligación profesional; usó su nombre para promover ideas en las que creía y para servir a la gente que recurría a ella en busca de consejo y apoyo.
Un regalo de año nuevo para niños enfermos es un panfleto de 48 páginas con dos poemas para niños y un ensayo para adultos; fue publicado en 1865 para recaudar fondos para el hospital para niños en Meadowside House, Edinburgo. Algunos de los artículos de revista de Craik fueron también reimpresos con cubiertas separadas para generar ingresos para causas. “La historia de un hospital” (Macmillan’s Magazine, 1862) fue publicada por el London Hospital for Sick Children en 1866 y “Trabajar para manos ociosas” (Cornhill, julio de 1866) fue reimpreso para el beneficio del Donegal Industrial Fund. Cincuenta años de oro, por otro lado, fue un souvenir de aniversario publicado en 1887 por una firma que se especializaba en cartas de felicitación y dibujos de catequesis; Craik suministró algunos recuerdos históricos y un poema dedicatorio (“Womanliest Woman! Queenliest Queen / Thy country’s Mother…”) para acompañar a las ilustraciones.
Craik no escribió Will Denbigh, noble, una novela publicada anónimamente en 1877 en la No Name Series sacada por Roberts Brothers of Boston, aunque se le atribuye en muchas fuentes, incluyendo el Diccionary of Anonymous and Pseudonymous Literature de Halkett y Liang, y en la Cambridge Bibliography of English Literature. La propaganda de los editores describe los libros como “una serie de novelas e historias americanas original”, y, aunque las cartas de Craik indican que escribió algunas historias para revistas americanas que no quería que aparecieran bajo su nombre en Inglaterra, Will Denbigh, noble no está en las listas autorizadas de novelas suministrada para los obituarios de Craik por su marido y por Frances Martin, su amigo de toda la vida. La trama del libro (sobre una mujer trabajadora que es capaz de amar a su rico pretendiente solo después de que él la necesita porque está arruinado y enfermo) podría posiblemente ser de Craik, pero el lenguaje − jadeante, repleto de adjetivos y plagado de fragmentos de frase − es enteramente diferente al suyo. El estudio bibliográfico de Aubrey Starke de la No Name Series asigna el libro con indecisión a una autora americana, Mrs. Emily Fox.
Los libros que Craik tradujo del francés eran de Francois Guizot (1787-1874), un destacado exponente de la monarquía constitucional moderada, y de su hija Henriette Guizot de Witt. (La primera mujer de Guizot, Pauline de Meulan, escribía historias para niños, algunas de las cuales aparecieron en Chambers’s Edinburgh Journal durante los años en los que Craik estaba trabajando para la “Column for Young People”.) Cuando Craik conoció a Henriette de Witt en la mitad de su vida, descubrieron la una en la otra una simpatía de valores y gustos que les hizo sentir inmediatamente como viejas amigas. Craik tradujo o escribió prefacios para Una familia francesa del campo (1867), Sin madre; o una familia parisina (1871), Hermana única (1873), y Una mujer cristiana (1882), de de Witt. Todas eran esencialemente memorias, celebrando la familia, el hogar-amor, y la responsabilidad moral y mostrando, como Craik escribió en el prefacio de Una mujer cristiana, que “en Francia como en Inglaterra” hay mujeres “que, muentras realizan noblemente todas las tareas del hogar, tienen el coraje y la capacidad de extendense más allá del hogar, y llevar acabo en el mundo exterior proyectos respetables de utilidad y benevolencia”.
Como editoria, Craik usó su nombre y su supervisión para ayudar a mujeres jóvenes a convertirse en autoras publicadas. Editó un diario escrito por una chica adolescente, Hace veinte años (1871). ¿Es verdad? (1872) es una colección de cuentos tradicionales de varios países, que Craik parceló para ser recontados en inglés por varios jóvenes escritores, incluyendo a la prima de su marido Georgiana Craik. Fue nombrada como “editora” de una serie de libros para chicas publicados por Harper’s, pero el título aparentemente significaba sólo que había aceptado que los libros aparecieran con su recomendación.
El otro libro que Craik editó era un producto de su bobdad y una promesa hecha para confortar a un hombre moribundo. La mayoría de los autores exitosos son inundados con manuscritos y solicitudes de consejos, y John Halifax, Gentleman en particular, inspiró a muchos que luchaban por la autosuperación. A Legacy: Being the Life and Remains of John Martin, Schoolmaster and Poet (1878) fue una selección póstuma de los escritos de un joven hombre nacido en las profundidades de la probreza y la miseria en el East End de Londres. Cuando a Craik le pidieron que le diera un consejo de unos minutos a Martin, se dio cuenta al momento de que el único mérito de su verso era, considerando el ambiente del que venía, “la excelente caligrafía y la correcta gramática y ortografía”. Gentilmente le aconsejó seguir leyendo, le dio libros, y comentó las cartas y manuscritos que le enviaba de vez en cuando. Cuando murió de tuberculosis a la edad de veintinueve, él se quedó tranquilo porque ella prometió encargarse de sus papeles.
El valor que tenía el trabajo de Martin no residía en los poemas y el drama del verso, sino en las entradas de su libreta y su diario que recogían las impresiones y las dificultades de un joven hombre inteligente cuya lucha para expresarse a través de la literatura estaba frustrada por una mala salud, el trabajo duro y la vida en los suburbios. Pasajes del diario constituyen la mayoría de A Legacy. Son mayormente intentos de desarrollar el pensamiento y están arruinados por la sobreescritura; John Martin encontraba su barrio “aburrido y vulgar” (1:72) y anhelaba refinamiento y cultura de élite. Los raros pasajes en los que Martin escribe sobre escenas del East End y discute el efecto de la frustración y la inseguridad de los residentes de los suburbios son las únicas partes del libro que son de verdad interesantes. La narrativa conectora de Craik deja claro que ella no espera que los lectores admiren a John Martin como un modelo de éxito contra toda probabilidad sino más bien como un ejemplo del noble carácter que se necesita para persistir incluso cuando las probabilidades hacen que el éxito sea imposible.
Modificado por última vez en 16 de agosto de 2007; traducido el 28 de mayo de 2018