[Traducido por Terri Ochiagha Plaza y revisado por Asun López-Varela. El diseño HTML, el formato, y los enlaces por George P. Landow..]
Izquierda: Página principal de The Scouring of the White Horse; Derecha: Dick with his Pickwickian employer, ambas de Richard Doyle. [Ninguna de las ilustraciones de Doyle tienen títulos. ]
The Scouring of the White Horse de Tom Hughes es una combinación de libro de viajes y cró nica regional en forma de novela. Esta descripción probablemente sugiera la extrañeza de esta obra. Los libros de viajes se han apropiado desde hace tiempo de las técnicas de la novela, entre las que está la descripción elaborada, diálogo, narrativa, y la citación sustancial de escritores que han visitado las mismas localidades, así que no hay ninguna razón obvia para que Hughes decida utilizar la forma de la novela para narrar su experiencia del White Horse Valley de Berkshire. La mayor parte del texto cuenta historias del Rey Alfredo y las celebraciones tradicionales, concursos atléticos, y otras actividades destinadas a preservar "una figura ruda y colosal cortada en el cesped, que da nombre a todo el distrito." Las leyendas, nos dice Hughes, conectan el área al Rey Alfredo del siglo nueve" y con su gran Victoria sobre los paganos, y un festival que tiene lugar cada poco tiempo desde el siglo nueve. Rica como es nuestra tierra en monumentos histó ricos, no hay ninguno tan llamativo como el White Horse" (x) Hughes nos previene de que nosotros como lectores nos vamos a encontrar con una mezcla. Nos explica de que cuando consideró los "materiales" de los cuales tendría que crear su libro, se dio cuenta de las muchas, y variadas fuentes, que podrían no interesar a los que vivían fuera de su pueblo:
Un rayo brillante de la historia desde los escritos de los viejos monjes de hace miles de años; tradiciones y leyendas turbias, que tanto yo como la mayoría de los hombres de Berkshire hemos creído fielmente desde nuestra juventud , y seguiremos creyendo hasta el día de nuestra muerte, pero que escasamente podemos poner delante de los lectores generales de una narrativa seria; una noticia sin importancia aquí y allá de un viejo anticuario de los siglos diecisiete o dieciocho, historias flotando en las memorias de la senectud, pequeñas cró nicas de las imprentas del pueblo, con listas de competidores para premios en juegos rústicos, artículos de perió dico, comentarios por parte de jurados y árbitros, fragmentos de cuentos antiguos, insultos a la Great Western Railway por no dejar parar a los trenes, pequeños fragmentos de diálogos en el vernáculo, y rimas misceláneas. [viii]
Se pregunta, "Quése podría hacer con todas ellas? ¿Cómo sacar un libro adecuado para el exigente público Británico, no nacido en Berkshire?" y decide que la única " procedencia honesta . . . sería seguir el ejemplo de un buen ama de casa en su composición de ese plato tan excelente llamado "stir-about" — introducir todos los ingredientes en la olla, darlos vueltas y más vueltas con una cuchara grande y esperar que la apariencia de unas cuantas uvas pasas — las ilustraciones de Richard "Dicky" Doyle, el conocido dibujante de fantasía y hadas — lo conviertan en un "apetitoso y agradable plato adicional." (ix)
En su pró logo deja claro que una de sus metas y de otros miembros del comité involucrados en la limpieza y restauración de este antiguo ejemplo de arte sería
Suscitar el interés de nuestros paisanos. Estamos seguros que la reverencia por todos los grandes ingleses y nuestro entrañable recuerdo de todas sus grandes hazañas, harán que surja en nosotros el sentimiento de que somos una familia, unida para hacer la voluntad de Dios en esta pequeña isla, y que quede clara la noble herencia que tenemos en común, y haga desaparecer los pequeños problemas y discrepancias de los que tenemos tendencia a discutir. Esperamos que nuestro ejemplo lleve a ingleses de otras provincias a amar cada leyenda e historia que haya en cada rincón de su vecindario, y que lo conecten a los tiempos de los antepasados; y a no dejar que ninguna antigua costumbre con significado, aunque parezca tosca, muera si se puede mantener viva; y no guardarse ninguna leyenda o costumbre para ellos solos, sino (como nosotros) que intenten darles forma de la mejor forma posible y que la publiquen para el beneficio de sus paisanos. [xii]
Tras leer estas honestas líneas que cierran el pró logo, probablemente nos sorprendan las líneas tan diferentes que las siguen, y que sin avisar, nos sumergen en un mundo ficticio que comienzan cuando el jefe de un joven le habla sobre sus vacaciones:
"RICHARD," dijo el jefe cuando entré en su despacho a las cinco de la tarde del 31 de Agosto, 1857, pasando su pluma por las columnas del libro de sueldos " hoy es el primer día del trimestre,¿no? Veamos; te subimos el sueldo una libra al año el febrero pasado, eso para el salario del trimestre, y otro tanto para las horas extra. Me alegra saber que has estado trabajando tan firmemente; te mereces tus vacaciones, y disfrútalas todo lo que puedas. Creo que con esto tendrás," y me pasó un sobre por encima de la mesa, en el que estaban escritas mis cuentas en la escritura del cajero, y me miró por encima de sus gafas. [1]
Richard, nuestro protagonista, resulta ser Richard Easy, un joven oficinista, graduado de una "Academia Comercial de Brendford" (16) conocido por sus amigos como Dick. Su jefe benevolente resulta ser una versión actualizada de Pickwick, pareciéndose a él incluso en sus gafas. La obra tiene otros toques Dickensianos, como la extravagante abundancia de comida y bebida en la feria, que nos recuerda a unas de las Navidades Pickwickianas:
A nuestra derecha, según entrabamos por la calle, estaba el bar, compuesto por una doble fila de barriles de dieciocho galones, llenos de cerveza, encima de los cuales se ponían tablas para formar una barra. Detrás de esta estaban el posadero, la posadera, y una camarera, poniendo todo en orden. Había más filas de barriles grandes, marcados XX y XXX, puestos unos encima de otros a cada lado del bar, y pequeñas garrafas de bebidas atadas con cobre brillante, y cajas de cigarros, y una mesa cubierta con grandes trozos de ternera y carne de cerdo, y cubertería y cuchillos y tenedores, y cestas llenas de barras de pan, y lechugas y patatas. Tenía que haber costado bastante dinero subirlo todo al monte, para poner el puesto. Más allá del bar había una habitación interior, parcialmente separada del resto del puesto por un trozo de lona, donde había un mesa larga puesta para comer. [87]
Pero Richard no sale immediateamente hacia Berkishire. Antes de tomar la decisión de visitarla, pasa la tarde con dos compañeros de trabajo, Jem Fisher y Neddy Bally, celebrando las vacaciones con una comida preparada por su posadera a base de callos, salchichas y un poco de piña, además de "dos espumosos vasos de peltre de cerveza amarga y cerveza negra" (6) Jem y Neddy le hacen muchas sugerencias sobre donde pasar las vacaciones — quizás Llangollen en Gales, o Eturbiasburgo, o los Lagos, o Francia. Entusiasmado sobre ayudar al narrador planificar sus vacaciones, Neddy va corriendo al "Working Men's College" (que Hughes ayudó a fundar) para "tomar prestado un Bradshaw" ( una colección de horarios de trenes). Pero una "carta desde el campo" escrita por Joe Hurst, un amigo al que conoció en la Commercial Academy es determinante, puesto que este invita a Richard a la celebración de la restauración de la característica más famosa del pueblo. "Ves," le dice Joe, "hay un viejo caballo blanco trazado al lado del monte. . . y muchos lo valoran y considerarían que el mundo ha llegado a su fin si el caballo no se mantiene en su sitio" (15). Esta escena de la novela, que anticipa la invitación que el amigo de Pip le hace en Great Expectations, resulta un tanto forzada, aunque uno asume que Hughes decide comenzar de esta forma porque quería sugerir el valor de las tradiciones campestres Británicas a los jó venes urbanos de clase obrera.
A la mañana siguiente sus amigos le acompañan al tren de las 7:30 a Paddinton, y de camino a Berkshire, Dick disfruta de las vistas del Castillo de Windsor y Reading antes de llegar a la "estación de Farringdon-road", donde Joe va a buscarle con su "carruaje verde oscuro de ruedas altas" (23) y pasan por el White Horse de camino a su idílica casa de Elm Close Farm donde Dick ve una serie de cerdos con nada más que sus hocicos para fuera; montones de gallinas y pollos raspando y picoteando alrededor de las puertas del establo, y palomas revoloteando alrededor, y luego otra vez a las cimas de los barns y establos, que había por todo el terreno. El almiar, lleno de hileras de paja y maíz se encontraba más allá. Un terrier y un spaniel dormían en soleadas esquinas, y un greyhound andaba mirando a los cerdos, y todo se veía ocioso y feliz, como si la vida fuese de lo más fácil en Elm Close Farm. [28-29]
Dick pronto conoce a la madre de Joe, "una mujer mayor de buen aspecto vestida de negro, con un gorro y cuello de linón blancos" y tontea sobre un cubo de lecha con su hermana Lucy, "una muchacha fuerte vestida con un vestido azul. . . y que era muy agradable y buena conversadora" (31). Hughes hace que su narrador dedique amplio espacio a las bellezas del pueblo y a la gloriosa abundancia de comida y bebida, que incluyen "no sé cuantas botellas de vino casero, licos de hierbas y pasas, y cerveza de jengibre, todo de lo que me hizo beber [Joe] a parte de cerveza, puesto que me dijo que nadie en el valle tenía tantas recetas para el vino como su madre. Y qué contar de la carne de cerdo que comíamos a diario, con morcillas y un pollo casi tan grande como un pavo, y las tartas de queso y tortitas que nos comíamos después, y la feliz bienvenida y el buen ejemplo que Joe me daba, no recuerdo haber cenado tan bien en mi vida" (29-30). Tras su cena, Joe y el narrador conducen hasta Uffington, andan por una antigua carretera romana y luego suben el monte del Dragó n, donde le cuenta su amigo que "San Jorge mató al dragón en tiempos antiguos. Por lo menos eso es lo que se cuenta por aquí, solo que le llaman el Rey Jorge en vez de San Jorge. "36).
Izquierda: The Vale of the White Horse; Derecha: The great Battle of Ashdown in 871, ambos de Richard Doyle.
Después, se van a ver el mismo White Horse, que hombres contratados por el mayor terrateniente local, "un hombre con polainas de cuero amarillo" (38) limpian concienzudamente. Mientras que Joe y el mayor terrateniente conversan, Dick se encuentra a un " hombre serio y mayor" (43), un anticuario versado en leyendas locales, que le cuenta, entre otras muchas cosas, que el nombre real del Dragon's Hill es Pendragon's Hill, por que se refiere a uno de los varios Reyes Arturos, "uno de los cuales probablemente fue matado en batalla y está enterrado aquí" (46). El viejo también le habla de la gran Batalla de Ashdown en 871 en la que Alfredo dirigió a los ingleses cristianos a defenderse de los invasores daneses paganos, que anteriormente habían matado al Rey Edmund, tras matar a su hermano, el Rey �thelred. " Este año, A.D.871, es un año del que se tienen que sentir orgullosos los hombres de Berkshire, puesto que cargaron con todo el peso de aquella prueba; y su valentía probablemente salvó a Inglaterra de cien años de paganismo" (72). Su compañero entonces se gira al White Horse, informándole de que es "una copia del estándar Sajón" (75) tras lo que le explica que casi todas las ciudades de alrededor "reclaman, por costumbre antigua" un papel en su limpieza y celebran su restauración con un festival en honor del White Horse. El hombre mayor le lleva a la feria situada al lado de un antiguo fuerte romano, le invita a comer, y prosigue con su lección de historia, describiendo la batalla vivamente y emocionándose en el proceso. Cuando Dick le pregunta al anticuario que por qué le importan tanto estos temas, este le responde, "Nadie querría leer mis historias. . . No, un hombre debe entender a su generación y hacer que les importen las anteriores" (98)�así dando una clave de porqué Hughes decide presentar esta información en forma de novela.
Tras la marcha del anciano, Dick encuentra "a Joe entre un grupo de granjeros y uno o dos caballeros, algunos montados a caballo y otros a pie, rodeando al Mayor terrateniente" (100), hablando de los planes para el festival del día siguiente, que tradicionalmente acompaña el fregado del White Horse. Joe y Dick vuelven entonces a Elm Close Farm, donde Hughes introduce un elemento amoroso en la historia, ya que el narrador se pone celoso cuando ve a la hermana de Joe, Lucy, con un hombre mayor, que resulta ser un tal Mr. Warton: un cura de Londres que había sido anterior el párroco del distrito. Los cuatro comienzan a debatir las virtudes de la lucha y de la espada (113) que tanto Lucy como el chico de ciudad, Dick les disgusta, ya que lo ven como una forma de pelea en vez de un deporte. Para sorpresa de Dick y Lucy, el cura (que obviamente habla por Hughes) defiende firmemente estas competiciones burdas y pueblerinas, utilizando la forma de un diálogo plató nico para obligar a Dick a estar de acuerdo con él.
En el capítulo cinco, que sigue, Hughes vuelve a las preguntas histó ricas, pues el cura y el mayor terrateniente preguntan a las gentes del pueblo por sus tradiciones. Este tema le da al autor la oportunidad de incluir largos pasajes tanto de antiguos documentos como de ejemplos extensos del dialecto local. El Mayor terrateniente, por ejemplo, pregunta a Thomas Gibbons sobre la participación de su familia en los fregados del pasado, pero primero tiene que oír al hombre viejo discurrir sobre su familia:
Alcalde terrateniente. "Buenos días, Thomas. ¿Qué tal el tiempo? ¿Ha fumado su pipa esta mañana Caballo Blanco?
Thos. -Buenos días, señor. No me he dado cuenta. Solo me doy cuenta de si lo hace cuando el viento sopla del páramo al este. No se esperan lluvias para hoy, señor.
Alcalde terrateniente. "¿Quéedad tienes, Thomas?"
Thos. "Setenta años de edad, esta Navidad, señor. Nací en Woolstone, en medio del invierno, oyendo decir a la gente que tenían que hervir sus teteras con nieve.
Alcalde terrateniente. "Quiero saber algo sobre su familia, Thomas."
Thos. Bien, señor, No os avergonzaréis de mi familia; os lo puedo asegurar. Tengo dos hijos y cuatro hijas. Uno de ellos, mi chico mayor, Señor, luchó en la guerra de Crimea y regresó sin un rasguño. En la Guardia de Granaderos estuvo, Señor. Un tipo avispado, Señor, y valiente como un leó n, que lo digo yo; cuando estaba en el pueblo con el resto de chavales siempre estaba luchando. Pero no tiene mal temperamento, Señor, os lo aseguro.
El párroco luego pregunta a William Ayres, un hombre de ochenta y cuatro años de Uffington, "un caballero muy seco", que le provee de detalles sobre concursos tradicionales, entre los que están las carreras de caballos:
Pues bueno, estaba la yegua de Varmer Mifflin que corrió y ganó una nueva silla de montar para el coche — el nombre de la yegua era Duke. Hasta una docena de ellas o caballos moros corrieron, y empezaron en Idle's Bush, que era una bonita vid en esos días, un estupendo árbol. Como le digo, Señor, empezaron desde Idle's Bush y corrieron hacia Rudge-waay; y la yegua de Varmer Mifflin corrió de un tirón y ganó a todos los otros al coro de nuestros gritos. Lo pasamos bien — un espectáculo estupendo de gente de todo tipo, rica y pobre� Otro de los juegos era hacer rodar un queso por el Mainger, y el primero que lo cogiese se lo quedaba. El queso era duro y no se rompió . . . .
Backswording de Richard Doyle.
También el juego de correr la pinza, y el que corriese a cogerla y colgarla del extremo ganaba. Las chicas también, jugaron a las carreras con sayo — muy divertido, Señor, os lo aseguro. También lo de trepar la estaca engrasada para conseguir la pierna de cordero; y luchas y peleas y todo eso, ya sabe, Señor [135-37]
A la mañana siguiente, el narrador se desplaza al festival y se encuentra a Joe "ayudando a los árbitros a medir el terreno para una carrera de caballos." (156). Este capítulo consiste en su mayoría de descripciones de varios eventos atléticos en los que se presta mucha atención a la caracterización de los que toman parte y que describe, de forma similar, los concursos de poesía y canto que tienen lugar tras los deportes. Cuando estos terminan, Dick disfruta en compañía de Joe y Lucy, finalmente declarando su amor hacia ella y recibiendo la aprobación de Joe — y con ella las noticias de que su futura esposa tiene una sustancial herencia de �500. Con todos sus asuntos en orden, Dick regresa a la ciudad al final de la novela, que termina cuando él se despierta al llegar a la estación ferroviaria de Paddington "y en otros cinco minutos, estaba en un taxi, con mi bolso y mi gran cesta y tesoros del pueblo, reptando en aquella mañana de Noviembre hacia la taberna Gays Inn Lane. Y así terminaron mis vacaciones de 14 días." (286) Pero no termina el libro, puesto que el texto propiamente dicho termina con un sermón del Reverendo Warton sobre las fiestas y celebraciones que Joe había solicitado, tras lo que Hughes incluye cinco apéndices con material histó rico.
The Scouring of the White Horse, entonces, es realmente una mezcla o lo que Hughes denomina " un stir-about". En sus intentos para que a sus lectores les interese la historia, leyendas y costumbres de sus pueblos desde tiempos inmemoriales, incluye bellas descripciones, dialectos coloridos, muchos poemas y baladas, una historia de amor con final feliz, y la narración de có mo un joven urbano de clase obrera se encuentra con los placeres de la vida rural y lo mucho que esta preserva la verdadera esencia inglesa. Aunque su propó sito principal es hacer que lectores como Dick y sus amigos sean lo suficientemente conscientes de su herencia como para querer preservarla, Hughes, un temprano simpatizante de los Cartistas y de las Reform Acts está demasiado involucrado políticamente como para no entrar en otros temas, como en el maltrato del gobierno hacia los veteranos lisiados de la Guerra De crimea, o la necesidad de que tanto la izquierda como la derecha, pueblos y ciudades, se entiendan. Sin embargo, lo que Hughes quiere principalmente es proveer a sus lectores Británicos de un sentido de una experiencia imaginativa del pasado nacional que ayudará a la cohesión de su sociedad.
Referencias
Hughes, Thomas. The Scouring of the White Horse; or, the Long Vacation Ramble of a London Clerk. Boston: Ticknor and Fields, 1859.
Last modified 28 June 2008; traducido 2009