[*** = en inglès. Traducción de Montserrat Martínez García revisada y editada por Asun López-Varela. El diseño HTML, el formato, y los enlaces de George P. Landow.]


decorated initial El uso de •••la tipología en Carlyle sobre •••la serpiente de bronce como comentario satírico referente a una cuestión política contemporánea demuestra nuevamente su compleja manipulación de la tradición interpretativa. Por ejemplo, su inicial eco paródico acerca de Juan 3: 14, no sólo recuerda al lector la lectura habitual de la serpiente de bronce, sino que también subraya que los ingleses consideraron a Hudson como a un mesías. La interpretación de Carlyle sobre la planificación de esta estatua que nunca llegó a construirse se señala apropiadamente mediante la ironía, y comienza a adelantar su metáfora extendida dejando claro que este Hijo del Hombre, la frase se refiere normalmente a Cristo, nunca fue realmente alzado.

Por consiguiente, en lo que parece ser una parodia de la exégesis tipológica, él sugiere una explicación sobre el nivel literal o histórico de por qué la estatua de Hudson debería haberse erigido. Dado que representa lo que la nación adora realmente y no lo que finge adorar, semejante estatua a la encarnación de Mammón habría sido adecuada. Si se la considera con respecto al episodio del Libro de los números, sin embargo, dicha estatua también “podría habernos beneficiado. Hacia allí también, en un sentido, podrían haber mirado los pobres mortales envenenados para ¡encontrar algunos curación!”. En otras palabras, teniendo ante ellos una estatua como la de Hudson, los contemporáneos de Carlyle podrían mirar a la serpiente que les había enviado las plagas y hallar sanación.

Por supuesto, Carlyle está construyendo un emblema satírico, no una lectura tipológica ortodoxa, resultando de esta inversión elementos importantes. Si fuera capaz de salvar, se podría mirar a la estatua de Hudson como si fuera una serpiente de bronce no con fe sino con la necesaria descreencia. La estatua se convierte entonces en un emblema que rescata al escepticismo y no a la fe. Nos instruye, no obstante, sobre dos cuestiones imprescindibles para nuestra “salvación”. Primeramente, aprendemos a reconocer la naturaleza idólatra del culto moderno, y al hacerlo, aprendemos también que nos hemos desviado del Dios verdadero. Según Carlyle, la suya es una de aquellas épocas en las que los hombres “conservan un conjunto de dioses o fetiches, considerados respetables, ante los que mascullan oraciones, preguntándose a sí mismos y a otros de un modo triunfante, '¿No son estos dioses respetables?', y mientras tanto, su adoración real… se concentra en bastantes otros dioses y fetiches, en Hudson y en sus escritos, por ejemplo”. Esta época miserable que se “ha echado a perder en cierto modo sin posibilidad de redención”, ha añadido a sus “brutales olvidos del verdadero Dios… una inmensa hipocresía” (20. 278), y quizá, tal supuesta estatua de Hudson deje las cosas tan claras que los hombres puedan percatarse de lo que estaban adorando.

Referencias

Landow, George. Victorian Types, Victorian Shadows: Biblical Typology in Victorian Literature, Art, and Thought (Londres: Routledge & Kegan Paul, 1980). [Para una versión on-line: on-line version inglésTraducción al español parcial].


Modificado por última vez el 23 de octubre de 2002; traducido el 15 de octubre de 2012

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