Los escritos y las compilaciones de Wesley fueron factores importantes en su trabajo evangélico. Sabiendo que la ignorancia era un enemigo vigoroso para la piedad, Wesley utilizó la imprenta como auxiliar del púlpito desde los comienzos de su carrera itinerante hasta el día de su muerte. Consagró su pluma al gran propósito de la vida interior. Fue habilidoso para ganarse una alta reputación como escritor elegante, pero, despreciando las meras alabanzas de los hombres, escribió del mismo modo que predicaba, con el estilo y modo que mejor creía adaptado para ganarse a los hombres para Cristo. Sus producciones más importantes fueron sus Sermones, que llegaron a contarse como ciento cuarenta y uno. Son extraordinarios en cuanto a su limpieza y pureza estilística, en la que no se desperdicia ni una palabra, en cuanto a su transparencia y coherencia de pensamiento y en cuanto a la fuerza lógica ausente de sutilezas y resultado de una «introspección intensa y clara». La primera serie de sus Sermones se publicó en 1771: — su Traducción del Nuevo Testamento, con notas (Londres, 1755), se ganó la aprobación de numerosos eruditos eminentes: el texto por «muchas correcciones acertadas de la Versión autorizada»; las anotaciones por la concisión, la espiritualidad, la agudeza y la firmeza de opinión: — sus diarios, que retratan como en un espejo, el curso de su vida extraordinaria y que son sobremanera curiosos y divertidos. La primera parte se lanzó en 1739 y diecinueve partes más a intervalos irregulares: — sus apelaciones, tituladas Una apelación ferviente a los hombres de razón y religión (escrita en 1744) y Otra apelación a los hombres de razón y religión (publicada en 1744-45, tres partes). Estas magistrales apelaciones son agudas, interesantes y poderosas en pensamiento, fuertes en estilo y singularmente dulces en espíritu: — su Tratado sobre el pecado original como respuesta al doctor Taylor de Norwich, fue tan conclusiva que el doctor nunca intentó rebatirla, a pesar de que contestaba rápidamente a todo escritor que contradecía sus opiniones. Además de estas obras, Wesley escribió muchos artículos controvertidos que se publicaron separadamente. En 1778, comenzó una revista mensual (La revista arminiana) que continuó hasta el final de su vida.

También escribió una Historia de la Iglesia en cuatro volúmenes: — Una Historia de Inglaterra (en cuatro volúmenes), — Un compendio de filosofía natural: — Un diccionario de la lengua inglesa: — gramáticas separadas del inglés, francés, latín, griego y hebreo: — Un compendio de lógica, etc. Sus trabajos originales de prosa llenaron catorce volúmenes cuidadosamente impresos; sus comentarios, compilaciones y adaptaciones forman una lista de ciento diecinueve publicaciones en prosa, una de las cuales titulada Una biblioteca cristiana contenía cincuenta volúmenes.

Aparte de estas obras en prosa, publicó cincuenta y dos obras separadas de poesía como producción conjunta entre su hermano Charles y él mismo, y finalmente, cinco publicaciones sobre música y colecciones de melodías. Es un hecho sorprendente que un hombre, cuya vida durante medio siglo consistió en una serie de viajes, consumara toda esta producción literaria. «Si observamos sus viajes», señ ala Tyermann, «resulta milagroso cómo encontró tiempo para escribir y observando sus libros, resulta milagroso cómo encontró tiempo para predicar». Una edición de sus obras principales en prosa ha sido publicada por El interés metodista en los libros (Nueva York) en siete volúmenes en octavo.








Modificado por última vez 30 de abril de 2010;; traducido 2 de noviembre de 2010