[Traducción de Montserrat Martínez García revisada y editada por Asun López-Varela. El diseño HTML, el formato, y los enlaces de George P. Landow. (Follow for English version)]

Aunque los católicos habían disfrutado durante largo tiempo de tolerancia en Inglaterra, su Iglesia estaba gobernada por vicarios apostólicos mós que obispos y no existían las organizaciones diocesanas o parroquiales. Pero en 1850, en parte para administrar mejor la entrada de numerosos irlandeses católicos en Inglaterra tras la Hambruna irlandesa, la Iglesia católica restableció su jerarquía completa. Por primera vez desde el reinado de María Tudor I (1555-1558), los católicos tenían ahora una jerarquía completa coherente con la de los países católicos. Trece sedes y archidiócesis de Westminster fueron establecidas.

Para los liberales, el restablecimiento de la jerarquía católica en Inglaterra no fue sino la extensión lógica de la tolerancia y las libertades plenamente religiosas, pero para otros muchos ingleses, marcó sin embargo otra concesión desastrosa ante el «obispo de Roma», y todavía, otro signo de que la Iglesia de Inglaterra (Church of England), convulsa por el elevado ritualismo y anglo-Catolicismo del Movimiento de Oxford (Oxford Movement) y tambaleante por la reciente conversión al Catolicismo del eminente teólogo anglicano, John Henry Newman, se batía en retirada ante su antigua adversaria, la Iglesia católica.

El nombramiento del doctor Nicholas Wiseman como cardenal y arzobispo católico de Westminster (en Londres) provocó también una reacción dado que se consideraba que Wiseman era un católico militante y extremadamente franco. Para el The Times el elegir la ciudad capital como el arzobispado y a Wiseman como arzobispo era o bien una «broma torpe» o «uno de los actos mós groseros de locura e impertinencia que el Consejo de Roma se había atrevido a realizar desde que la Corona y el pueblo de Inglaterra se había librado de su yugo» (The Times, 14 de octubre de 1850, 4, citado en Arnstein 45).

El estilo de su «Carta pastoral» sirvió como bandera roja para aquellos que temían que el restablecimiento de la jerarquía sería el primer paso de una apropiación católica de Inglaterra: naturalmente que se alegraba de la nueva organización católica en Inglaterra pero lo hacía en un lenguaje inmoderado y provocativo: «Tu amado país», decía a sus amigos ingleses, «ha recibido un lugar entre las Iglesias justas, que normalmente constituidas, forman el agregado espléndido de la comunión católica; la Inglaterra católica ha sido restaurada en su órbita dentro del firmamento eclesióstico, del cual su luz hace tiempo que se ha desvanecido» (citado en Chadwick I, 291). Continuó con su argumento para afirmar que «gobernamos y continuaremos gobernando como administradores con jurisdicción ordinaria», escribió, «los condados de Middlesex, Hertford, Essex, como hasta ahora y los de Surrey, Sussex, Kent, Berkshire, y Hampshire, con las islas anexadas». Se dice que la reina Victoria reaccionó ante estas palabras imperiosas con «¿Soy yo la reina de Inglaterra o no?».

Debe enfatizarse que el restablecimiento de la jerarquía católica en 1850 no ocurrió por supuesto ¡en un vacío! Hubo un interés considerable en Inglaterra por el esfuerzo de los patriotas italianos por liberar a su país tanto de la influencia exterior (Austria) como papal y que esto incrementó el sentimiento anti-romano, pero, mayor relevancia tuvo la Hambruna irlandesa (Irish Famine) que resultó en la emigración a Inglaterra de miles de hombres y mujeres irlandeses. Los intentos ingleses por «afincar» en Irlanda las plantaciones protestantes pertenecían al pasado remoto y habían probado ser un fracaso: ahora, parecía que el proceso inverso había comenzado. La Iglesia de Inglaterra había, en 1833, «unificado» (un eufemismo conveniente para ¡«abolido»!) varias de sus sedes en Irlanda, significando una retirada de la antigua misión de traer los beneficios de la Iglesia establecida a los irlandeses: y parecía de nuevo que el proceso inverso había comenzado.

¿De qué modos, bastante específicos, provocó el modelo de inmigración irlandés temores y enfados? ¿Hasta qué punto fue elevada la inmigración? ¿En qué principales centros urbanos e industriales se establecieron los inmigrantes? ¿Se quedaron permanentemente en Inglaterra o simplemente usaron Inglaterra como un trampolín para emigrar posteriormente a USA o Canadó? ¿Hasta qué grado fueron exactas las cifras de inmigración?

El restablecimiento de la jerarquía católica ocurrió así en un momento extremadamente crítico y levantó muchas preguntas. ¿Tuvo el nuevo arzobispo católico, con su archidiócesis en Londres, prioridad diplomótica sobre el obispo de Londres? ¿Cuól fue su estatus diplomótico como cardenal? ¿Deberían permitir los ingleses que la Iglesia católica tuviera plenos poderes para hacer proselitismo y conversiones? ¿Significó el nuevo reconocimiento de la Iglesia católica que todas las clausulas que acompañaban al Acta de emancipación católica (Catholic Emancipation Act) de 1829 se suspendían ahora?

Típico de las reacciones mós extremas y del fanatismo del día fueron los estruendos vehementes del periódico El bastión o reformador (The Bulwark or Reformation Journal), un periódico publicado en Escocia. Equiparaba al Catolicismo con una «plaga» moral y política, una superstición, depravación y corrupción y temía que «la agresión papal» se inclinara por la reconquista de Inglaterra. Se quemó la figura de Wiseman en efigies, se rompieron las ventanas de varias Iglesias católicas y se celebraron procesiones anti-papales por toda Inglaterra. Como parte del estallido enorme anti-católico, se aprobó un Acta sobre títulos eclesiósticos que imponía una multa a cualquier obispo no-anglicano que tuviera un título territorial. Se aprobó, sin embargo, de un modo considerablemente mutilado, pero sus disposiciones nunca se implementaron y fue revocado en 1871.


Modificado por última vez 1998; traducido 4 de julio de 2010.