Traducción de Alfonso Sánchez Moya revisada por Ana González-Rivas Fernández y editada por Asun López-Varela. El diseño HTML, el formato, y los enlaces de George P. Landow. En los títulos de las obras no traducidas al castellano, el traductor indica con la anotación «Nota del Traductor (N. T.)» entre paréntesis que la traducción de los mismos es obra suya. En caso contrario, el traductor se basa en las traducciones ya disponibles que figuran en el registro ISBN.

En una sociedad dominada por patrones masculinos, algunos mujeres se sintieron impulsadas hacia la actividad crítica a través de su participación en publicaciones periódicas. Esta situación se confirma con Josephine Butler, quien dijo que la conspiración del silencio en la prensa había forzado a las mujeres a crear una literatura propia (Butler, 402). Sin embargo, la actitud de Besant queda muy lejos, sin duda, de la principal forma de discurso victoriana. Esta actitud contó con una expresión mucho más marcada cuando Besant decidió convertirse ya no sólo en miembro activo de la Sociedad Secular Nacional sino también en una oradora sobresaliente en el Hall of Science. Allí, la autora tuvo oportunidad de conocer a Charles Bradlaugh, siendo para ambos el comienzo de un compañerismo fructífero y desafiante:

Como amigos nos conocimos, y no como extraños — una rápida señal de reconocimiento, o algo parecido, entre nuestros ojos; y ahora sé que esta instintiva simpatía era en realidad la extensión de una amistad arraigada en otras vidas, y que aquel día de agosto retomamos un antiguo lazo, no comenzamos otro nuevo. [Esbozos autobiográficos, 116-117]

As friends, not as strangers, we met — swift recognition, as it were, leaping from eye to eye; and I know now that the instinctive friendliness was in very truth an outgrowth of strong friendship in other lives, and that on that August day we took up again an ancient tie, we did not begin a new one. [Autobiographical Sketches, 116-17]

Este episodio supuso su entrada al mundo masculino en el que ella fue capaz de luchar por una participación muy activa. Eficazmente, durante la búsqueda de su propia identidad (y resulta esencial mantener en nuestra mente que su Autobiografía fue escrita después de que se hiciera teosófica en 1891), Besant consideró su comportamiento ideológico como independiente (Esbozos autobiográficos, 114-115). Como ya había ocurrido anteriormente, cuando creía en Dios, Besant continuó fingiendo ser atea con «rasgos de fe anglicanos de la High Church inglesa» (Oppenheim, 15) y siempre reforzó su comportamiento ético.

Uno de los triunfos fue sin duda La Legalización de la Esclavitud Femenina en Inglaterra (1876) Originalmente publicado en el Reformador Nacional4, el 4 de junio de 1876, este panfleto se hizo público en enero de 1885 como una contribución a la campaña para intentar revocar la Ley de Enfermedades Contagiosas que fue aprobada en abril de 1885. El panfleto mostraba una imagen de ella misma como forma de resistencia, a la vez que se ponía en duda el mito de la castidad femenina así como la dualidad de los valores sexuales en época victoriana los cuales olvidaban «la igual nobleza de la moralidad sexual tanto en un hombre como en una mujer» (Saville, Sección II, número 9, 4-8). En aquella época, era común la censura sobras las actividades de Butler y los discursos de Besant. Todo eso condujo a las campañas de «pureza social», lo cual tildó a los victorianos con el que, según Pat Thane, es «su estereotipo más duradero» (186).

En este campo, Besant también es única, ya que se atrevió a luchar por los derechos sexuales de las mujeres, empleando para ello argumentos modernos. Quizá algunos de ellos eran en ocasiones demasiado autobiográficos, como cuando mencionaba las incompatibilidades físicas con las mentales. Así, Besant pide que prestemos atención a la sociedad, la cual había entonces generado todo tipo de preconcepciones contra todos los procesos que creaban y expresaban deseo. Besant, no ya solamente consciente de la discriminación social y política sino también de la inseguridad masculina ante la emancipación femenina, decidió incluir información sobre anticonceptivos en las ediciones nuevas de [La ley de la población5 (1877), algo que no había aparecido antes en el Reformador Nacional (ver Saville, Sección II, número 10). No obstante, la ley de Publicaciones Obscenas (1857), la cual había pretendido eliminar las publicaciones pornográficas, fue empleada frecuentemente para prohibir la circulación de información sobre anticonceptivos y fisiología sobre todo entre las clases trabajadoras.

Lo mismo ocurrió con la obra de Knowlton, Frutos de la filosofía6, encabezada con un prefacio a cargo de Besant y Bradlaugh, una prohibición que desembocó en el famoso juicio de 1877. El juicio, cuyas actas pueden ser consultadas en la obra de Roger Manwell, El juicio de Annie Besant y Charles Bradlaugh7 (Londres, Elek/Pemberton, 1976), fue algo esencial en su búsqueda. Parece que éste es el momento de su vida más estudiado, aunque algunas afirmaciones de críticos aún no han sido confrontadas. Desde el principio, Besant y Bradlaugh habían estado luchando por el derecho a una publicación libre, y habían explicado cómo la ideología contemporánea, la cual defendía a la familia y el imperialismo, suponía un peligro social, principalmente debido al control masculino sobre la sexualidad femenina. Durante el siglo diecinueve, aún persistía una gran ambivalencia con relación a los anticonceptivos. Esa es la razón por la que las palabras de Besant suponían una amenaza para la aparente estabilidad victoriana. De hecho, a principios de siglo, ciertos radicales habían intentado difundir información acerca de contraceptivos, pero había sido la Liga Malthusian8, formada en 1877, la que había proporcionado este marco. Sin embargo, fue prácticamente la difusión del conocimiento de anticonceptivos lo que siguió al juicio de Besant-Bradlaugh, lo cual contribuyó a expandir métodos contraceptivos más eficaces, los cuales, como era normal, continuaron dependiendo de la asignación otorgada a cada clase social. A pesar de que quizá no lo pareciese, la relación entre los dos acusados siempre contó con la nada favorable opinión de la hija de Bradlaugh, Hypathia. La amistad entre ellos aún pertenece al lado no canónico de la sociedad victoriana, ya que es evidente que mientras que él representaba al republicanismo y al ateísmo, Besant simbolizaba la trasgresión, actitudes incompatibles con los sentimientos dominantes en la sociedad victoriana. .

Así, para entonces se decidió establecer clases para la educación popular en el Hall of Science, y «la persecución de los propios estudios de Mrs Besant en la Universidad de Londres además de la vital contribución que supuso su trabajo con Aveling para el éxito final de su trabajo» (Nethercot, 24). A pesar de que le otorgaran cierta mención en su examen de botánica, a cargo principalmente de Thomas Huxley, el encargado de los jardines botánicos reales le prohibió hacer uso de los mismos para que no pudiera desarrollar su conocimiento. Su negativa se basaba simplemente «en el motivo de que sus hijas a menudo empleaban los jardines y él no se atrevía a dejarlas expuestas a la presencia de Mrs Besant» (Nethercot, 189). No obstante, y después de haber protestado, pudo usar los jardines para fines científicos antes de que la hora de visitas comenzara.

Besant se mantuvo constantemente en contra del uso de la tradición como forma de hacer legítimas las prácticas hegemónicas y esta posición hizo que su vida se convirtiera en algo difícil de tratar. Su crítica hacia la religión ortodoxo llevó al instituto Birkbeck a omitir su nombre de la lista de estudiantes con éxito. De hecho, y según uno de sus biógrafos, Arthur Nethercot, esto fue debido a que los miembros del comité necesitaban financiación. Ante esto, temían que los posibles inversores se retractaran al saber que Annie Besant había atendido a esas clases (Nethercot, 189)

Paralelamente al avance de la ciencia, sus estudios también se desarrollaban, a pesar de que fuera en un área poco femenina. Mary nunca llegó a poseer título de educación superior alguno, ya que había «un examinador en la universidad le dijo de antemano que, independientemente de lo brillante que fuesen los ensayos que se le encomendasen, con él no aprobaría, puesto que él tenía una fuerte antipatía hacia su ateísmo y hacia otras de sus actividades para con las masas, consideradas por él inmorales» (Nethercot, 186)

Annie Besant, identidad cambiante y cultura de Final de Siglo

Referencias

Butler, Josephine. Personal Reminiscences of a Great Crusade (London: H. Marshall and Son, 1896.

Bradlaugh-Bonner, Hypathia. Charles Bradlaugh: A Record of his Life and Work. With an Account of his Parliamentary Struggle Politics and Teachings by John M. Robertson, M.P.. 2 vols. (1894) London: T. Fisher Unwin, 1908.

Nethercot, Arthur H. The First Five Lives of Annie Besant. London: Rupert Hart-Davis, 1961.

Oppenheim, Janet. "The Odyssey of Annie Besant." History Today no 39 (September 1989).

Saville, John. ed. A Selection of the Social and Political Pamphlets of Annie Besant. New York: Augustus Kelley, 1970.

Thane, Pat. "Late Victorian Women", in T. R. Gourvish, Alan O'Day (eds.). Later Victorian Britain, 1867-1900. London: Macmillan, 1988


Modificado por última vez el 28 de junio de 2008; traducido el 22 de noviembre de 2010