[Traducción de Montserrat Martínez García revisada y editada por Asun López-Varela. El diseño HTML, el formato, y los enlaces de George P. Landow.]
l Deísmo, o «Religión natural», la creencia en un Ser Supremo como fuente de la existencia finita, y el rechazo de la revelación y de las doctrinas sobrenaturales del Cristianismo, derivó, en el sentido más general, del movimiento científico que surgió a partir de los descubrimientos y teorías de Colón, Copérnico, Galileo, Francis Bacon y sus discípulos de la Sociedad Real. Sus explicaciones de la relación del hombre con Dios y su lugar en el universo físico llegaron a depender cada vez más de la razón más que de la «revelación». Los deístas creían que la razón indicaba que Dios había creado el mundo y que lo dirigía mediante una ley establecida: eran partidarios, esto es, de una religión «natural» basada en la razón y en el estudio de la naturaleza, y oponentes de la religión «revelada». Los deístas se oponían también a la doctrina calvinista de la predestinación. Muchos deístas del siglo XVIII, pero de ningún modo todos, creían que Dios, una vez que hubo creado el universo y lo puso en movimiento, no se tomó mayor interés ni en él ni en la humanidad.
Los principios generales del Deísmo se pueden resumir como sigue: creían que la Biblia, a pesar de contener verdades importantes, no había sido inspirada divinamente; que muchos principios cristianos teológicos importantes como la divinidad de Cristo, la doctrina de la Trinidad, y la teoría del arrepentimiento de los pecados, eran el resultado de la superstición o de la invención y que tenían que descartarse. Creían que Dios, el creador del universo, era perfecto, pero que trabajaba a voluntad mediante leyes inmutables y que los milagros, por tanto, eran imposibles. Creían en el libre albedrío, en que el hombre hecho a imagen de Dios podía finalmente ser perfecto mediante el estudio de la naturaleza que reflejaba la perfección divina, y que la religión práctica, para el individuo, consistía en lograr la virtud a través de la conducta racional. La influencia de las creencias y premisas deístas se puede localizar en numerosas obras de los siglos XVIII y XIX: ¿Cómo, por ejemplo, el Ensayo sobre el hombre (Essay on Man) de Pope, gran parte de la poesía de Shelley y la adoración por la naturaleza de Wordsworth se hacen eco de las creencias deístas?
Modificado por última vez en 1988; traducido 10 de deciembre de 2010