[Traducido por Terri Ochiagha Plaza y revisado por Asun López-Varela. El diseño HTML, el formato, y los enlaces por George P. Landow..]
Trascurridos tres cuartos de Tom Brown’s Schooldays, en un punto clave de la acción, , el joven beato George Arthur le pregunta a Tom, “¿Para qué te enviaron a Rugby?” Tanto su razón por hacer la pregunta como la respuesta de Tom son muy interesantes.La razón por la pregunta es para ver si puede convencer a Tom para que deje de utilizar las chuletas y los libros de vulgus pasados de generación a generación de estudiantes porque se da cuenta de que usarlos va en contra de las metas educacionales y morases de Rugby:sencillamente se trata una forma institucionalmente aceptada de copiar. Por un lado, esto muestra que el anteriormente endeble Arthur, a quien Tom estaba encargado de guiar y proteger, act�a como guía y protector de Tom. Por el otro lado, tiene una aplicación social y política mucho más amplia para Hughes, el reformista político, puesto que nos da un exemplo excepcional de cómo incluso las personas más morales e inteligentes aceptan prácticas deshonrosas cuando los miembros de su propio grupo social también las aceptan.
Tres puntos de vista de Rugby. [Haga click en las miniaturas de las imágenes más grandes y más información]
El Segundo punto de interés aparece en la respuesta de Tom a “ Para qué te enviaron a Rugby? “ Bueno, no lo sé exactamanete,” dice Tom, “ — nadie me lo ha dicho. Supongo que porque todos los chicos van a internados en Inglaterra.” Tom no responde como harían muchos estudiantes modernos Norteamericanos o Británicos, “Mis padres se está divorciando (el divorcio no erá una opción en los tiempos de Tom Brown), “me he metido en demasiados líos en casa”, o incluso “ mis padres me han dicho que uno debe ir a un colegio como Rugby para mantener su posición en la sociedad” — o si uno pertenece a la clase media — “para avanzar, conseguir contactos, ser admitido en una de las mejores universidades, o conseguir un buen trabajo.” La respuesta de Tom muestra lo poco reflexivo que es — a Carlyle le hubiese gustado — y que la gente de su clase, como un máximo del 5-8% de ingleses se les enviaba a este tipo de colegios. Ni Elizabeth ni Robert Browning, John Stuart Mill, Christina y Dante Gabriel Rossetti ni John Ruskin fueron, y se les dio muy bien, pero ninguno de ellos pertenecía a la clase de Tom Brown. Llegados a este punto, George intenta obtener otro tipo de respuesta, preguntando “ Pero t� qué piensas? ¿Qué quieres llevarte de aquí?” Ahora que le fuerzan a pensarlo, Tom se da cuenta de que tiene varias metas. Y añade otra.
Tom pensó un momento. “Quiero ser excepcional en cricket y en football, y en todos los demás deportes, y poder medirme con cualquier hombre, gamberro o caballero. Quiero entrar en la clase de sexto antes de irme, complacer al Doctor; y quiero aprender todo el latín y Griego necesarios para pasar por Oxford respetablemente. Ya ves, jovencito, nunca me lo había planteado, pero eso es todo lo que se me ocurre ahora. A que está muy bien pensado? ¿Qué me dices?
“Pues que vas a conseguir todo lo que quieres.”
“Bueno, eso espero. Pero se te ha olvidado una cosa — lo que quiero dejar detrás. Quiero dejar detrás,” dijo Tom, hablando despacio y con gesto conmovido, “el nombre de una persona que nunca trató mal a un niño, ni le dio la espalda a un mayor.”
Tom quiere ser un atleta exitoso, un luchador proficiente y poder defenderse de cualquier miembro de su clase o de las más bajas (("gamberro o caballero"), ser lo suficientemente bueno académicamente para complacer a Thomas Arnold y para no avergonzarse de sí mismo en Oxford, y finalmente, establecer una reputación en el colegio de jovencito honorable que nunca trató mal a nadie más joven que él o que se comportó de forma cobarde hacia nadie mayor. Todas estas metas tienen que ver con la reputación, como si Tom perteneciese a lo que los antropólogos denominan la cultura primitiva de la verg�enza, en vez de la cultura avanzada de la culpabilidad — es decir, una cultura en la que la moralidad y lo aceptable dependen de lo que piensan los demás en vez de un código internalizado de comportamiento. En gran parte de la novela, Tom no pertenece a la cultura primitiva, aunque cuando George Arthur le lleva a rezar en p�blico, toma los primeros pasos hacia una moralidad y espiritualidad moral. La �ltima cualidad que Tom menciona, a pesar de los signos externos, es realmente una cuestión de carácter personal. Reconociendo que Tom es mejor persona de la que él se da cuenta, George apela a lo que los Victorianos hubiesen llamado su naturaleza más elevada, diciéndole que “eres el chico más honesto de Rugby,” y utilizar chuletas “no es honesto.” Difícil como parece, Tom decide hacer sus propias traducciones honestamente, utilizando chuletas solo cundo no puede ir más allá de lo que consigue.
Este fragmento, que parece una versión más sofisticada del típico panfleto religioso Victoriano tiene una función central, aunque posiblemente se presta a la confusión, en la novela — central porque Hughes realmente cree que el desarrollo del carácter moral debe ser de máxima prioridad en la educación de hombres jóvenes, especialmente jóvenes de clase alta. Este anti-intelectualismo implícito del fragmento (y el resto de la novela) es como la anterior crítica del narrador contra los viajes al extranjero, y no acaban de representar las creencias de Hughes. Sus alumnos de Rugby parecen no aprender nada más que la lectura y escritura de las lenguas clásicas mientras que en realidad, los estudiantes de los tiempos de Arnold estudiaban matemáticas, geografía, historia moderna y ¡otras cuantas asignaturas! Hughes deja claro que estos jóvenes sin la educación adecuada van a India y a otras partes del imperio, y parece creer que tener las cualidades a las que aspira Tom, si son como Tom y act�an con valentía, se niegan a maltratar a aquellos más débiles que ellos, y que si se les pone a prueba hacen lo adecuado, habrán tenido un buen comienzo en el mundo. Una de las razones para este énfasis es que Hughes escribió Tom Brown's Schooldays para muchachos normales, no para aquellos que tuvieran talento o intereses artísticos, literarios o científicos. Aquí muestra la influencia de Carlyle, que enfatizaba el actuar por los intereses de los demás en vez de mirarse el ombligo. Además Hughes es y no es Tom Brown: como el Tom de ficción, admiraba a Arnold intensamente, uno asume con confianza que los pensamientos de Tom y del narrador sobre volver a Rugby son los suyos propios. Sin embargo, Hughes, que ayudó a fundar el Workingmen’s College, y que fue el director durante muchos años, claramente creía que la educación era algo más que el desarrollo del carácter. Los conocimientos de diversas asignaturas tenían más importancia para él de lo que parece en la novela.
En otras palabras, como Ruskin y otros muchos Victorianos, Hughes a veces escribe tan poderosamente para enfatizar un punto de vista que los lectores pueden confundir con el suyo propio. Ruskin (que enseñó en el Workingman’s College de Hughes) defiende a J. M. W. Turner de no haber estudidado la naturaleza lo suficiente, y aconseja a artistas principiantes a convertirse en estudiantes de la naturaleza, pero no era, como muchos erróneamente habían concluido, un teorista del realismo sencillo: prefería las visiones expresionistas tardías de rocío y fuego en las que se prodigaba Turner, y gran parte de su crítica de arte tiene que ver con la composición pictórica y los elaborados significados simbólicos. Igualmente, al escribir para estudiantes, padres y profesores, Hughes se concentra casi por completo en el desarrollo del carácter, pero para él, como para los escritos sobre arte de Ruskin, ese desarrollo era tan solo la primera fase de la educación.
Referencias
Hughes, Thomas. Tom Brown's Schooldays. Versión Electronica del Project Gutenberg producida por Gil Jaysmith y David Widger.
Last modified 28 June 2008; traducido 2009