[Traducción de Victoria Parra Ortiz revisada y editada por Asun López-Varela. El diseño HTML, el formato, y los enlaces de George P. Landow.]
i prestamos atención a la progresión de "Hymn to Proserpine" de Swinburne (texto), observamos que la estructura del poema sufre algunos giros inesperados. Aunque el título del poema hace prever un tributo a Perséfone (quizás de manera similar a los himnos de Hesíodo), Swinburne no utiliza demasiado espacio físico del poema en invocar a esta diosa como musa. Más bien, en el poema son en gran parte predominantes el tema de la usurpación de los antiguos dioses grecorromanos a manos de los cristianos, y, por supuesto, la insistencia de la voz poética en que el cristianismo y el dios cristiano se extinguirán como sus predecesores. El poema invoca los epítetos de un número de dioses y diosas, pero la mayoría de éstos son tributos a Venus y Apolo más que a Perséfone. Proserpina, o Perséfone, aparece en dos lugares primarios: al principio y al final del poema. Sin embargo, una vez que entendemos la función de Perséfone como metáfora en el poema, podemos comprender mejor la necesidad de esta estructura temática.
Hay dos técnicas principales que debemos advertir en el poema antes de que podamos tener en cuenta su dependencia — temática y estructural� del personaje simbólico de Perséfone. Primero, vemos que las líneas individuales del poema dependen mucho de un claro uso de la paradoja. En las primeras cuatro líneas del poema, vemos descripciones tan contradictorias como "el día o el día de mañana" ("the day or the morrow"), "las estaciones que ríen o que lloran" ("seasons that laugh or that weep"), la liberación de "la alegría y la pena" ("joy and sorrow"), e incluso una descripción de Perséfone como una "Diosa y doncella y reina" ("Goddess and maiden and queen"). Esta última paradoja es fiel a la mitología de Perséfone, puesto que, de hecho, en el contexto de su mito primario, ella representa el papel de la doncella que coge flores en el campo, la Diosa de la tierra y las estaciones (ya que también actúa como doble de su madre, Deméter), y la reina del averno. De este modo, Swinburne nos remite a Perséfone como figura paradójica en mitología; ella es una figura apenas perceptible en cuanto a que ocupa tanto el mundo de los muertos como el de los vivos, y además se convierte en reina de los muertos y diosa del renacimiento.
Estas paradojas destacan asimismo otra característica importante de Perséfone como la diosa de los ciclos. Aunque Swinburne emplea gran cantidad de lenguaje centrado en el paso del tiempo (por ejemplo, cuando describe la evolución del árbol del laurel y la muerte de una nueva generación de dioses), no nos deja limitarnos a una insistencia típicamente victoriana acerca de la fugacidad. Los versos 47 y 48 del poema nos dan la clave de la visión de Swinburne sobre el tiempo como algo que pasa rápidamente pero que también hace círculos y espirales a través del espacio:
Todo delicado y placentero día, todo espíritu y pena son expulsados
Lejos con la espuma del presente que se curva hacia el oleaje del pasado.
[All delicate days and pleasant, all spirits and sorrows are cast
Far out with the foam of the present that sweeps to the surf of the past.]
Esta imagen algo compleja y abstracta del tiempo como oleaje nos permite pensar en el pasado y el presente como formas que coinciden o se repiten dentro de un ciclo como una ola que rompe en la orilla. Así, situando la figura de Perséfone al principio y al final del poema, Swinburne está en cierto modo imitando estructuralmente los patrones de la propia diosa, quien genera los ciclos de las estaciones cuando atraviesa el mundo de los muertos y el de los vivos. Si observamos justo el final de "Hymn to Proserpina" de Swinburne, entonces veremos cómo la Perséfone se convierte en un símbolo de la estructura del poema, de los ciclos naturales de la vida, y de la transición histórica desde la antigua Roma a la Roma cristiana:
Thou art more than the Gods who number the days of our temporal breath;
For these give labour and slumber; but thou, Proserpina, death.
Therefore now at thy feet I abide for a season in silence. I know
I shall die as my fathers died, and sleep as they sleep; even so.
For the glass of the years is brittle wherein we gaze for a span;
A little soul for a little bears up this corpse which is man.
So long I endure, no longer; and laugh not again, neither weep.
For there is no God found stronger than death; and death is a sleep. [lines 103-110]
La primera dificultad que presenta este pasaje es el intercambio entre "muerte" ("death") y "sueño" ("sleep"). ¿Cómo puede justificarse el hecho de que en el poema la muerte es a veces identificada, y otras, contrastada con el sueño? La frase final del poema "la muerte es un sueño" ("death is a sleep") puede quizá ayudarnos con este interrogante. ¿Cómo juega Swinburne con la frase/palabra "un sueño" ("a sleep"), y cómo afecta esto al significado del poema?
Tambié parece haber una transición en la función de la voz poética, que hasta aproximadamente el verso 90 se centra más en el tema general de los dioses, pero al final del poema lo hace más en su propia vida y muerte. ¿Cómo podemos considerar esta transición, y qué sacaremos del paralelismo de la voz poética con Deméter en el verso 105?
Un interesante cambio técnico tiene lugar entre los versos 105 y 106, ya que ésta es la primera vez que vemos un encabalgamiento que comprenda dos versos del poema. ¿Supone este repentino giro técnico en la estructura del verso un énfasis temático extra en estas líneas, y si es así, por qué son tan importantes dichas líneas en el contexto del poema?
Finalmente, y de manera más destacada, hemos apreciado la intensidad de los patrones cíclicos en este poema de Swinburne. Si el poema es un ciclo en sí mismo, y la metáfora de Perséfone pretende invocar este ciclo, ¿sugiere pues de algún modo la voz poética que no sólo morirán los dioses cristianos en su época, sino que los antiguos dioses de Grecia y Roma volverán?
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Modificado por última vez el 22 septiembre de 2009; traducido el 3 de marzo de 2011