[Traducido por Terri Ochiagha Plaza y revisado por Asun López-Varela. El diseño HTML, el formato, y los enlaces por George P. Landow..]

En su carta a un amigo que sigue en Rugby, Tom describe St. Ambrose como teniendo "un patio venerable de piedras desmenuzadas en frente de la calle, a la que están orientados otros dos o tres colegios." Después de pasar por delante del portero, cuyo trabajo principal es mantener "a los obreros, perros callejeros, y personajes despreciables fuera del colegio," uno encuentra un gran cuadrángulo

Más grande que el nuestro en Rugby, mucho más solemne y ensoñador, con sus aguilones y viejas ventanas con parteluz. Un lado está ocupado por el hall y la capilla; la casa del director ocupa la mitad del otro lado; y el resto está dividido en escaleras, al lado de las cuales hay seis u ocho conjuntos de habitaciones, habitadas por nosotros los estudiantes, y aquí y allí hay un tutor o miembro de la junta de gobierno del colegio entre nosotros (en las habitaciones de la primera planta, por supuesto), no exactamente para mantener el orden, sino para actuar como algún tipo de lastre. Este cuadrángulo es la parte de exhibición del colegio, y en general es respetable y tranquila, que es mucho más de lo que se puede decir del cuadrángulo interior, al que se entra a través de un camino que sale del otro. Las habitaciones no son ni mucho menos tan grandes ni tan buenas en el cuadrángulo interior; y aquí es donde vivimos todos los de primer curso, además de muchos estudiantes mayores que parecen no querer cambiar de habitació n. Solo un tutor tiene habitaciones aquí; y supongo que como es un gran lector, no va a pasar mucho tiempo antes de que se vaya; porque ocurren todo tipo de divertimentos sobre el césped del cuadrángulo, y también hay bastante ruido en las escaleras, y ni mucho menos es tan respetable, como solía ser en el pasillo intermedio en la última semana del medio año.

Mis habitaciones son lo que suelen llamar guardillas, hasta el techo, con una vista amplia de las baldosas y marmitas de chimenea, y todas las casas traseras. . . .Mis habitaciones son lo suficientemente agradables, al fondo de la escalera de la cocina, y separadas del resto de la humanidad por una gran puerta con abrazaderas de hierro, mi roble, al que visito cuando quiero estar tranquilo; una salita de dieciocho por doce, dormitorio de doce por ocho, y un mueblecito para el sirviente. [15-16]

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Referencias

Hughes, Thomas. Tom Brown at Oxford. New Edition. N.Y.: John W. Lovell, n.d.


Last modified 24 November 2009; traducido 2009