[Traducción de Cristina Salcedo revisada y editada por Ana González-Rivas Fernández. El diseño HTML, el formato, y los enlaces de George P. Landow.]

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n Señales de los tiempos (Signs of the Times), al igual que en muchos de sus otros escritos, Carlyle condena la sociedad contemporánea. "Estas cosas", dice, "que mencionamos superficialmente aquí, son, sin embargo, de gran importancia, e indican un cambio poderoso en todos los aspectos de la vida, porque el mismo hábito regula no solo nuestra forma de actuar, sino también nuestra forma de pensar y de sentir. Los hombres se vuelven mecánicos tanto en lo que respecta a la cabeza y al corazón, pero también en lo que respecta a su mano. Han perdido la fe en el esfuerzo individual y en cualquier fuerza de la naturaleza" (p.67). Carlyle parece disgustado con la época en la que le ha tocado vivir; se refiere a la sociedad victoriana con pesimismo y critica todo, desde la política y el arte hasta la religión y la moral. En Aurora Leigh, Elizabeth Barrett Browning, que escribe que “cada época es percibida por las almas que viven en ella (pregunte sino a Carlyle) como la menos heroica” (p.142), defiende su siglo contra los ataques de Carlyle:

Nay, if there's room for poets in this world . . .

Their sole work is to represent the age,
Their age, not Charlemagne's this live, throbbing age,
That brawls, cheats, maddens, calculates, aspires,
And spends more passion, more heroic heat,
Than Roland with his knights at Roncevalles.
To flinch from modern varnish, coat or flounce,
Cry out for togas and the picturesque,
Is fatal, — foolish, too. King Arthur's self
Was commonplace to Lady Guenevere. [p.143, ll.199-212]

A diferencia de Carlyle, Browning siente que el presente es igual de bueno, si no mejor, que el pasado. Por otra parte, tal y como muestra el pasaje anterior, la autora cree que es el deber de un poeta el escribir y representar su propio tiempo en lugar de agotar la borrosa gloria de los siglos pasados.

Esta idea de la representación también aparece en El guardián (The Warden) de Trollope. A pesar de que una parte importante de las preocupaciones del señor Harding provienen claramente de un dilema moral sobre si tiene o no derecho a su salario, éste parece igualmente preocupado por el hecho de que el Júpiter (que probablemente alude a London Times) está calumniando su nombre y presentándolo negativamente ante la audiencia. Esto no quiere decir que el señor Harding sea superficial; de hecho, él es, probablemente, el personaje más auténtico en toda la novela. Sin embargo, hay cierta vanidad en la preocupación del Sr. Harding en lo que respecta a cómo le está retratando el Júpiter. Su mayor temor es que el público lo considere una mala persona:

I must for the present leave my readers to imagine the state of Mr. Harding's mind after reading the above article. They say that eighty thousand copies of the Jupiter are daily sold, and that each copy is read by five persons at the least. Four hundred thousand readers then would hear this accusation against him; four hundred thousand hearts would swell with indignation at the griping injustice, and the barefaced robbery of the warden of Barchester Hospital! And how was he to answer this? How was he to open his inmost heart to this multitude, to these thousands, the educated, the polished, the picked men of his own country; how show them that he was no robber, no avaricious, lazy priest scrambling for gold, but a retiring, humble-spirited man, who had innocently taken what had innocently been offered to him? [pp.91-92]

Al igual que Aurora Leigh, el señor Harding hace hincapié en la importancia de una representación adecuada. En este sentido, tanto Browning como Trollope pueden ser considerados como defensores del realismo. Browning quería que los escritores hicieran una crónica realista de la vida, con el fin de que los grandes logros del siglo XIX (como los progresos en los derechos de las mujeres) pudieran ser recordados en el futuro. Del mismo modo, El guardián (The Warden) buscaba únicamente que la verdadera naturaleza de su personaje fuera revelada al público. El Júpiter sacia el hambre de escándalo de la sociedad británica al centrarse exclusivamente en los aspectos negativos de la situación del hospital Barchester y convirtiendo al señor Harding en un villano propio de la literatura fantástica. El guardián (The Warden) solo pretendía que el público comprendiera la realidad de la situación.

Una de las técnicas que tanto Browning como Trollope emplean en los pasajes anteriores es el ethos o la apelación a la credibilidad. Al tratar de convencer al lector de la importancia de una representación contemporánea, Browning exhibe sus conocimientos de historia y hace alusiones a épocas pasadas. La autora afirma, por ejemplo, que, si bien puede que la sociedad moderna contemple al rey Arturo con profunda reverencia, él no era más que un hombre corriente a los ojos de la reina. Al dar estos ejemplos, Browning consigue que el lector le dé credibilidad, pues está defendiendo el presente a través de su entendimiento del pasado.

Trollope emplea esta misma técnica, pero de una manera muy diferente. Al comienzo del pasaje anterior, Trollope escribe: “Debo dejar, por el momento, que mis lectores imaginen el estado de ánimo del señor Harding”. Al utilizar el pronombre "yo", el autor se introduce dentro de la novela. Trollope a continuación afirma que el lector debe imaginar el estado de ánimo del señor Harding, lo cual es importante porque significa que él no pretende internarse en la mente de su personaje. Por lo tanto, Trollope confiere cierto grado de credibilidad y realismo a su obra literaria, porque no presume de conocer los pensamientos y sentimientos más íntimos del señor Harding.

Aunque Aurora Leigh es un poema y El guardián (The Warden) una novela, las dos obras muestran un notable número de similitudes, sobre todo en sus críticas a Carlyle (véase "Trollope Parodies Carlyle: Dr. Pessimist Anticant"). En suma, Browning y Trollope evidencian de forma clara y contundente que los temas y las técnicas pueden trascender los límites de los diferentes estilos de escritura.

Bibliography

Browning, Elizabeth Barrett. Aurora Leigh and other Poems. London: Penguin Books, 1995.

Carlyle, Thomas. Signs of the Times London, New York: Penguin Books, 1971.

Trollope, Anthony. The Warden. Oxford, New York: Oxford University Press, 1952.


Creado 2003; traducido 10 julio de 2015