[Traducción de Adriana Osa revisada y editada por Esther Gimeno y Asun López-Varela. El diseño HTML, el formato, y los enlaces de George P. Landow.]
Una mente subjetiva nunca podrá comprender qué constituye la verdad o la realidad absoluta. Uno no puede evitar que sus opiniones o su punto de vista distorsione la realidad, transformándola en una realidad personal. Lewis Carroll desafía a esta realidad personalidad en Alicia a través del espejo utilizando el género de la fantasía. Enfrenta al lector indirectamente a través de Alicia. Del mismo modo en que ese mundo bizarro de detrás del espejo no responde a las reglas del mundo de Alicia, tampoco responde a las reglas del mundo del lector. El encarcelamiento del Sombrerero es un buen ejemplo de esto. La Reina explica que se encuentra en la cárcel hasta que el juicio tenga lugar, y lo último de todo será el delito. Alicia no ve el sentido de este procedimiento porque, como nosotros, vive en un mundo en el que el orden es el contrario. No le place la idea de que alguien pueda ser castigado por un crimen que no ha cometido, pero para la Reina esto es totalmente lógico. Este contraste de perspectivas hace que el lector medite sobre su propio mundo, que cuestione lo que le parece injusto. En nuestro lado del espejo, las personas sufren, de hecho, castigo sin haber cometido un crimen. Los niños son castigados en multitud de ocasiones por algo que han hecho sus hermanos. En los países con regímenes totalitarios, las personas sospechosas pueden ser detenidas antes de cometer ningún delito o confirmar tales sospechas. Carroll nos hace ver múltiples ejemplos de la injusticia de nuestro propio mundo al presentar esa misma injusticia en un mundo diferente que podamos observar desde un punto de vista más objetivo.
No es sólo la perspectiva lo que cambia de individuo a individuo, sino que también varía según la edad, algo evidente en el siguiente pasaje:
Alicia soltó una carcajada. No vale la pena intentarlo -dijo-. Nadie puede creer cosas que son imposibles.
Me parece evidente que no tienes mucha práctica replicó la Reina-. Cuando yo tenía tu edad, siempre solía hacerlo durante media hora cada día. !Cómo que a veces llegué hasta a creer en seis cosas imposibles antes del desayuno! !Allá va mi mantón de nuevo!
La imagen de la realidad de la Reina incluye cada vez más cosas imposibles a medida que se hace mayor. Alicia, al pertenecer al otro lado del espejo, sufre el proceso contrario. Al madurar empieza a considerar más ideas como fantásticas. En este extracto, Alicia parece obstinada e ignorante por no creer en lo que dice la Reina. En la época victoriana, los adultos pensarían que es una niña obstinada e ignorante si creyera en la fantasía. El pasaje recalca la inconsistencia de los adultos que dicen que no hay ningún monstruo debajo de la cama y al momento siguiente alientan la creencia infantil en Santa Claus o el Ratoncito Pérez. Carroll utiliza esta escena para ridiculizar la búsqueda victoriana de la lógica, la razón y la verdad. La realidad significa una cosa completamente distinta para cada persona, e incluso significa algo distinto para una misma persona dependiente de en qué momento de su vida se encuentre.
Last modified 28 June 2008; traducido 18 January 2010