[••• = disponible sólo en Inglés. Traducción de Noelia Malla García revisada y editada por Asun López-Varela. El diseño HTML, el formato, y los enlaces de George P. Landow. Me gustaría agradecer tanto al autor como a Pericles Lewus, profesor de literatura inglesa y comparada de la Universidad de Yale, por compartir el presente ensayo perteneciente a su proyecto web, el Yale Modernism Lab, con los lectores de la Victorian Web.GPL]
Uno de los puntos clave del viaje de Oscar Wilde por los Estados Unidos durante 1882 fue en la Universidad de Yale. Los asistentes se encontraban sorprendidos a la vez que atentos, según el diario Times, que estimaba que unas mil personas abarrotaban el auditorio de Chapel Street. Como de costumbre, un grupo de estudiantes intentaron tomar el pelo al ponente gritando y aplaudiendo en los pasajes más discretos de su discurso. Antes de su conferencia también colocaron varios ventiladores enormes en los primeros asientos, pero se retiraron de inmediato.
Como ya había hecho en otras ocasiones, Wilde afirmó a los estudiantes durante su discurso que al aplicar el estudio de la estética a la belleza distintiva de su tierra, deberían establecer su campus universitario como el centro del renacimiento del arte americano.
Sugirió Wilde que la sensibilidad estética dirige a otras virtudes. También elogió los logros deportivos de la universidad, pero recordó a la audiencia que el fin último de una competición no debería ser el trofeo. Sugirió que la facultad debería erigir una estatua griega en el gimnasio para recordar a los estudiantes que el fin de cualquier esfuerzo es la realización del individuo, en concreto, para los deportes implicaría la perfección de la belleza y de la fuerza del cuerpo humano. Para los griegos, el culto por el deporte surgió del culto al arte que lo celebra, dicho aspecto coincide con diversas ideas que Wilde pone de manifiesto en el ensayo “El arte de la mentira” de 1891. (•••text).
Wilde también buscaba asociar la corriente del esteticismo con el poder y la legitimidad de la cultura. La historia con la que comenzó su conferencia analizaba los comienzos del resurgimiento estético mencionando una anécdota con su mentor, John Ruskin, mientras paseaban por un río. (La anécdota debe entenderse con el reconocimiento de que una buena conferencia requiere una buena anécdota, además la reconocida autoridad de Ruskin serviría para trazar un halo de fascinación entre los jóvenes seguidores del movimiento estético). Ruskin se cuestionaba si el estudio de la belleza debería ser la única preocupación de quienes se interesaban por la estética. ¿Acaso no deberían buscar elevar las vidas de los ciudadanos, difundir un evangelio de belleza y mostrar a los demás los efectos sublimes de la belleza que les rodeaba? De este modo comenzaba el proyecto de construcción de carreteras que proponía Ruskin donde los estudiantes de arte pasaban el tiempo libre trasladando barro del pantano de Oxfordshire. (Los comentarios de Ruskin respecto a dicho proyecto insistían en el inestimable valor del trabajo, virtud que, por otra parte, Wilde no suscribía).
Referencias
“Oscar Wilde in New Haven: A Large Audience Trying to Fathom his Meaning — Advice to Yale Students.” The New York Times (2 February 1882): 1.
Modificado por última vez el 22 septiembre de 2009; traducido el 8 de febrero de 2012