[Traducido por Terri Ochiagha Plaza y revisado por Asun López-Varela. El diseño HTML, el formato, y los enlaces por George P. Landow..]

Tom Brown's Schooldays, que glorifica el papel de los deportes en la educación secundaria, describe un mundo de niños y jó venes disfrutando de los " legítimos pasatiempos del cricket, fives, nadar y pescar," y una de las cosas que convierten a Tom en un héroe es su hazaña de convertirse en el capitán de un equipo importante. Hughes se hace eco de las muchas reminiscencias de graduados de este tipo de colegios que agasajan al lector con historias de atletas que anteriormente fueron jó venes y gloriosos. Hughes, sin embargo, se acerca a este tema de forma muy diferente — y madura: a la vez que muestra el placer y la gloria de los logros atléticos en el colegio, animando a sus jó venes lectores a que disfruten cada momento, también enfatiza que dichos logros y la fama que traen son efímeros — como deben ser. Atención a como en el siguiente fragmento, nos hace a los lectores sentir presentes, y luego mueve estos acontecimientos hacia un tiempo pasado:

Era una bonita mañana de noviembre, y el campo se llenó de chicos de todas las edades, que paseaban sobre la hierba, o andaban sobre el pasillo de piedras, en grupos de dos y tres. East, aún haciendo de cicerone, le iba indicando a los personajes más relevantes a Tom según iban pasando: Osbert, que podía lanzar una pelota de cricket desde el pequeño terreno sobre los grajos a la pared del doctor; Gray, que tenía la beca de Balliol, y lo que East pensaba que tenía mucha más importancia, consiguió un día festivo para el colegio por su éxito; Thorne, que había corrido diez millas en dos minutos sobre la hora, Black, que mantenía su sitio contra el gallito del lugar y en la última fila con los gamberros; y muchos más héroes, que eran antes aquí adorados, y de los cuales había desaparecido cualquier señal de la escena de su fama. Igual que el chico de cuarto curso que leía sus nombres tallados bastamente en el gran mueble de cocina (si es que las mesas y muebles de este tipo también existen), y se pregunta qué tipo de chicos eran, lo mismo ocurrirá con vosotros, que os preguntáis, hijos míos, si vuestro potencial va a ser en criquet, los estudios o el fútbol. Dos o tres años, más o menos, y la constante y bendita ola pasará por encima de vuestros nombres como pasó por encima de los nuestros. No obstante, practicad vuestros deportes y haced vuestro trabajo con hombría — aseguraros de que esto ocurre — y dejad que baste con el recuerdo de vuestras hazañas.

Waiting for His Innings y Los remeros ambos de Joseph Durham.

Varios críticos han argumentado que un tono elegiaco permea gran parte de la mejor literatura Victoriana — la nostalgia por niñeces perdidas que podían no ser tan idílicas como se recuerdan, o la nostalgia por épocas pasadas, como la edad media de Carlyle, Pugin ó Ruskin, que seguramente tampoco eran todo lo esplendorosas que se decía que eran Ciertamente, In Memoriam y The Idylls of the King representan pérdidas personales, igual que Praeterita de Ruskin, que es en parte una cró nica de amigos y familiares fallecidos. Hughes aquí recuerda al "Spring and Fall" de Hopkins o "To an Athlete Dying Young" de Housman. Pero su consejo principal es: disfruta las cosas propias de la juventud mientras puedas, o como dice "los olmos se movían, los gorriones en la hiedra tras la ventana canturreaban y revoloteaban, discutiendo, reconciliándose; los grajos viejos y jó venes hablaban en un coro, y los gritos alegres de los muchachos y el dulce clic de los bates de cricket subían desde abajo."

Referencias

Hughes, Thomas. Tom Brown's Schooldays. Versión Electronica del Project Gutenberg producida por Gil Jaysmith y David Widger.


Last modified 28 June 2008; traducido 2009