[*** = solo disponsible en inglese. Traducción de Montserrat Martínez García revisada y editada por Asun López-Varela. El diseño HTML, el formato, y los enlaces de George P. Landow.]
En “El héroe como profeta”, Carlyle enarbola a Mahoma como al emblemático héroe-profeta. Encomia la fuerza, la sinceridad y el carácter genuino de Mahoma, argumentando que estas cualidades permitieron que liderara y diseminara el Islam. Aquí, como en cualquier otra parte de De los héroes, el culto a los héroes y lo heroico en la historia, Carlyle cita la fe inamovible y la fortaleza mental como las señales del verdadero héroe. Alentando a su lector para que no vea los defectos sino la verdad de las enseñanzas de Mahoma, Carlyle muestra cómo éste elevó a la nación árabe de la oscuridad mediante la impetuosidad y mediante “una palabra en la que pudieran creer” (77). Notablemente, este capítulo está saturado de retórica orientalista, incluidas las referencias a “la mentalidad árabe”, “las costumbres árabes”, y la “incultura natural” del Corán. Carlyle utiliza acríticamente los tropos y actitudes aparentemente orientalistas para mostrar a su lector europeo que, a pesar de la “semibarbarie” de Mahoma y de la nación árabe, éstos demostraron con éxito una verdadera creencia en su doctrina religiosa. Aunque ve al Islam como a “un descendiente bastardo del Cristianismo”, lo interpreta finalmente como algo admirable porque está “vivo” poseyendo en su interior “una vida con corazón”, a desemejanza de la idolatría de la era previa. Carlyle delinea la sinceridad encomiable de Mahoma en su debate del Corán:
class="lq">Pienso que toda mirada cándida leerá el Corán de un modo diferente a éste. Es el fermento confuso de una gran y ruda alma; primitiva, sin instrucción, que incluso no puede leer, pero que es fervorosa, vehemente, y que lucha con afán por pronunciarse a sí misma en palabras. Con una especie de intensidad sin aliento, lucha por articularse a sí mismo; los pensamientos se amontonan sobre él atropelladamente: ante una inmensa multitud de cosas por decir, no consigue decir nada. El significado que se halla en él, no se modela bajo ninguna forma compositiva, se afirma careciendo de secuencia, método o coherencia; estos pensamientos suyos son absolutamente informes; son arrojados nebulosamente, a medida que luchan y se derrumban allí, en su estado caótico e inarticulado. Dijimos “estúpida”, sin embargo, la estupidez natural no constituye de ningún modo el carácter del libro de Mahoma; más bien es una incultura natural [66].
Preguntas para debate
1. Según Carlyle, ¿por qué le cuesta tanto a Mahoma expresarse en sus intentos por poner por escrito su fe religiosa? ¿Su alma “ruda, sin instrucción” impide o permite su diseminación del Islam? ¿En qué modo es su “estado caótico e inarticulado” constitutivo de su heroísmo?
2. Según la retórica orientalista de Carlyle, ¿qué redime al Corán como texto religioso? ¿Por qué Carlyle sugiere que lo interpretemos seriamente como una doctrina de fe, a pesar de ser “un revoltijo fatigoso y confuso, crudo, irregular, con repeticiones infinitas, excesiva verbosidad, lleno de enredos; un texto de lo más falto de refinamiento, mal compuesto; ¡una estupidez insoportable, en breve!” (64-65)?
3. Carlyle escribe sobre Mahoma como sobre un “hombre salvaje del desierto, con su fiero y sincero corazón, vehemente como la muerte y la vida, con su gran mirada natural y relampagueante” (63). Según Carlyle, ¿cuál es la relación entre Mahoma y la naturaleza? Como “hijo de la naturaleza” (67), ¿su “estado agreste” inhibe o favorece su heroísmo?
4. En su capítulo siguiente, “El héroe como poeta”, Carlyle escribe, “¡Qué desgracia, pobre Mahoma!; todo aquello de lo que fue consciente fue un mero error, una futilidad y trivialidad, como de hecho siempre lo es… Su Corán se ha convertido en un texto estúpido, prolijo en lo absurdo. Nosotros no creemos, como él, ¡que Dios lo escribió! El gran hombre aquí también, como siempre, es una fuerza de la naturaleza: todo lo que es verdaderamente grande en él ¡brota de las profundidades inarticuladas!” (112). En este pasaje, Carlyle enfatiza las acciones, la voz y los sentimientos de Mahoma que le hicieron grande y que el poder puro de su “voz de trueno” se fusionó con su sinceridad, transformándolo en un héroe. Sin embargo, argumenta que Mahoma no llega a la altura del poeta en términos de heroísmo porque, a diferencia de Dante o Shakespeare, su mensaje no es universal y por lo tanto se volverá obsoleto.
5. Además, en este pasaje Carlyle califica al Corán de estúpido y absurdo, mientras que en el capítulo precedente sobre el Profeta, se refiere al mismo no como estúpido sino como inculto. ¿Por qué diferenciaría primeramente entre “estúpido” e “inculto” simplemente para colapsar posteriormente la distinción? ¿De qué modo su estrategia retórica posibilita su ideología sobre la adoración a los héroes (i.e. ¿en qué modo quiere que comparemos al Profeta-héroe con el Poeta-héroe)?
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Referencias
Carlyle, Thomas. On Heroes, Hero-Worship and the Heroic in History. Lincoln, Nebraska: Universidad de Nebraska Press, 1966.
Modificado por última vez 20 de abril de 2004. Traducido el 25 de septiembre de 2012