[*** = en inglès. Traducción de Montserrat Martínez García revisada y editada por Asun López-Varela. El diseño HTML, el formato, y los enlaces de George P. Landow.]
En cuanto a la técnica, Browning y Carlyle, ambos enraízan al lector en el momento e igualan la realidad presente con el pasado, el futuro y las realidades eternas enlazando el presente con el pasado clásico. Como Carlyle dice:
El flogisto es reemplazado por el oxígeno y los epiciclos de Tolomeo por las elipses de Kepler, igual que el Paganismo dio lugar al Catolicismo, la tiranía a la monarquía y el feudalismo al gobierno representativo, donde tampoco el proceso se detiene [Norton 961].
Compárese con Browning en Aurora Leigh:
El pelo de Helena se volvió gris
como cualquier Miss Smith común que porta una máscara;
y el niño de Héctor gimoteaba ante un penacho de plumas
como el tuyo el viernes pasado cuando cenaste pavo.
Helen's hair turned grey
Like any plain Miss Smith's who wears a front;
And Hector's infant whimpered at a plume
As yours last Friday at a turkey-cock.
La estocada de Carlyle es que hoy no nos hemos aproximado a la verdad mucho más que lo hicimos en el pasado, cuando las ideas obsoletas a las que se refiere se pensaba que eran las correctas. La embestida de Browning es que incluso los héroes del pasado no fueron más que humanos, y estuvieron sometidos a las mismas pruebas y temores que experimentamos actualmente. Ambos autores, de un modo característicamente victoriano, ponen el pasado al nivel del presente, y viceversa.
Los dos, Browning y Carlyle, abandonan el método tradicional de la lectura de la Biblia como una verdad literal y se apartan de las instituciones religiosas establecidas. La enajenación con respecto al Cristianismo estandarizado es evidente en diversos lugares de “Características”, especialmente cuando Carlyle debate sobre la defunción de la religión (Norton 956), y en el trato degradante de Browning sobre las convicciones y remilgos religiosos de la tía de Aurora Leigh (Norton 1084-5). El Pentateuco y el examen crítico del Libro de Josué del obispo Colenso (Bishop Colenso's) y ciertos hallazgos geológicos que indicaron que no hubo ningún diluvio (como la Biblia proponía) que cubriera la totalidad de la masa terrestre, se encontraron entre los diversos avances científicos y eruditos que socavaron la fe en la doctrina tradicional cristiana. Estas evidencias científicas sobre la inexactitud histórica de la Biblia se combinaron sinergísticamente con las ideas filosóficas de la era victoriana (de la cual Carlyle fue un pensador seminal) para producir una perspectiva únicamente moderna del mundo. Los victorianos sentaron las bases para las ideas posteriores sobre la muerte de Dios (Norton 956).
Creado en 1990; traducido el 21 de noviembre de 2012